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| Artículos de opinión

Etimología Económica (propuesta de nueva especialidad)

Autor | Federico Bernal


Conflictos de Interes
El autor no manifiesta conflictos de interés


Palabras Claves
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12-04-2015 | En un reciente artículo de Mario Rapoport publicado por el Observatorio de la Energía, la Tecnología y la Infraestructura para el Desarrollo (OETEC), el notable economista, profesor e investigador de la Universidad de Buenos Aires escribió: "Los precandidatos presidenciales y economistas opositores hacen frente a las críticas de que carecían de un programa económico sustentable y ahora parece que lo poseen. Pero ese programa no contiene más que un solo postulado: devaluar y eliminar el llamado "cepo" cambiario, como si no tuvimos en el pasado un ejemplo palpable de los resultados de ese tipo de fórmulas, que introdujeron el más conocido cepo, el del dólar (o en otras palabras, la dolarización de la economía), produciendo la formidable crisis del 2001". Como veremos a continuación, la virtud de este inspirador artículo titulado "El verdadero cepo es otro", radica en el abordaje de la política económica pero desde la descolonización cultural, esto es, desde un enfoque etimológico del léxico involucrado en el debate económico nacional. ¿Muy descabellado proponer a la "Etimología Económica" como nueva rama de la "Política Económica"? Algunos aportes a propósito de ello (descolonización cultural y economía del cepo y los subsidios pero sin anteojeras).


Origen histórico del "cepo"
Rapoport comienza su nota explicando el origen del término "cepo": "En la época de la inquisición, y en Argentina hasta que fue eliminado en la Asamblea del año XIII, el cepo era uno de los instrumentos más comunes de tortura, que permitía atar de pies y manos, para inmovilizar a los presuntos culpables. Ahora la palabra se ha generalizado y es necesario explicar bien lo que significa. En realidad, cuando se habla de "cepo" cambiario se está mencionando una cosa muy distinta, que ya practicaron anteriormente frente a restricciones o crisis externas, hasta gobiernos conservadores, como en los años 30, y que se llamaba simplemente control de cambios. Con él se procuraba estabilizar la economía frente a la caída del comercio exterior o de los términos del intercambio". La utilización de un término negativo para describir una política económica progresiva, popular y nacional (como es en este caso protegerse de las recurrentes amenazas de dolarización de la economía -llamada despectivamente "cepo" por el dispositivo cultural de la reacción-), constituye en realidad una estratégica práctica de bicentenaria data. Veremos en el próximo apartado el ejemplo de la palabra "intervencionismo" -vaya indagando el lector lo desagradable de sus acepciones en cualquier diccionario-, por supuesto empleada por el neoliberalismo para descalificar un Estado activo y protagónico que decide recuperar (o comenzar a participar en) áreas neurálgicas fundamentales al desarrollo de cualquier nación.

Restricción interna e intervencionismo de mercado
En relación a la caída de los términos del intercambio y a la cuestión del intervencionismo, explica Rapoport que "la escasez de divisas, no proviene sólo de un factor externo sino también de lo que podemos denominar el factor interno, es decir, de los sectores locales que las acumulan o las fugan del país, y desconfían de la inversión productiva interna producto de su cultura rentística...". Cabe destacar la crucial incorporación que Rapoport hace del factor doméstico como una de las causas principales (sino la principal) de la degradación en los términos del intercambio. Por cierto y paradójicamente, un enfoque que brilla por su ausencia en la mismísima heterodoxia. Nosotros hemos realizado un primer abordaje a este asunto en los artículos "El déficit comercial/económico del que nunca se habla..." y "El Proyecto Político ante la restricción interna" (Tiempo Argentino, 30/10/13 y 27/11/13 respectivamente).

Prosigue Rapoport en relación a los fugadores o acumuladores de soja, describiéndolos como "aquellos que invocan la libertad de mercado como si ésta estuviera plenamente vigente en la crítica coyuntura mundial actual, donde el intervencionismo y el proteccionismo han tomado la delantera. O como si la no intervención en la economía fuera algo distinto que soltar al zorro en el gallinero, o sea, la intervención en favor de los más poderosos, que son los que reinan cuando la sociedad no les pone límites en función del bien común". Aquí tenemos la cuestión del "intervencionismo" a la que aludíamos antes. Rapoport enfatiza la importancia de utilizar también dicho término para explicar un Estado que, en poder de las clases y sectores más poderosos (pro-imperialistas y antipopulares), vuelcan la balanza de la economía, el comercio, las finanzas, las leyes, la Justicia, etc. en favor de sus intereses. Tal y como hemos aventurado en sendas notas pasadas, proponemos en este sentido calificar exclusivamente de "intervencionismo" a todo proceder mercadista tendiente a irrumpir en las áreas vitales de una nación, desplazando al Estado y a lo social. ¿Por qué será que el denominador común de la población no vive el desmantelamiento del patrimonio público como una "intervención" (término antipopular por excelencia) y sí como un hecho o una medida natural y necesariamente reparadora? La definición de "intervención" tiene, obviamente, todo que ver.

El "verdadero cepo"
Señala Rapoport: "Los que proponen levantar el "cepo" cambiario quieren en verdad, aunque no lo dicen, una mega-devaluación en beneficio de ellos mismos y en contra de las necesidades de la mayoría de la población que no vive de dólares sino de pesos, los que perderían inmediatamente gran parte de su valor. Es el cepo verdadero. Atar de pies y manos la economía de la mayoría de los argentinos a favor de una pequeña minoría; la única capaz de movilizarse en dólares". Luego brillantemente agrega: "las palabras pueden usarse en un sentido contrario a lo que significan: es el cepo del dólar, llámese dólar barato o convertibilidad, a través del endeudamiento externo, el que arruinó a la economía argentina y al que los nostálgicos del neoliberalismo quieren volver para que el zorro pueda pasear nuevamente con toda libertad por el gallinero". El "cepo del dólar" es la mejor respuesta que culturalmente podemos dar al sofisma "cepo al dólar". Y en igual dirección quisiéramos invitar a razonar la cuestión de los "subsidios".

Los subsidiadores de mercado critican el subsidio a las garrafas
Es sabido que la palabra "subsidios" es una odiada y bastardeada por el conservadurismo planetario. Se la vincula negativamente con la "intervención" del Estado, de un Estado voraz, autoritario y asfixiante de las libertades individuales y la actividad privada. En la Argentina, el Programa Hogar (Garrafas para todos) que implica un subsidio directo a beneficiarios por 77 pesos (por garrafa de 10 kilos) o 154 pesos mensuales (por hogar) es el nuevo blanco del neoliberalismo cultural. ¿Cómo responder con igual metodología etimológica a la aplicada por el gran Rapoport a la cuestión del "cepo"? Así como existe el "cepo del dólar" y así como existe el "intervencionismo" de mercado, existen también los subsidios pero a la conservadora. ¿Cuándo? Toda vez que se aplica un programa de austeridad y ajuste, el Estado controlado por clases y sectores reaccionarios subsidia al capital privado (local y extranjero) con los ingresos populares, las rentas extraordinarias, los excedentes sociales y el patrimonio público. Claro que se cuidan de no calificarlo como "subsidios". En el muy recomendable libro "Ajustes y Salario. Las consecuencias del neoliberalismo en América Latina y Estados Unidos" (Editorial Fondo de Cultura Económica) se advierte que entre 1990 y 1999 se registraron en la Argentina "ingresos por privatizaciones" del orden de los 23.849 millones de dólares. Cabe destacar que a esa cifra hay que agregar lo recaudado (ahorrado) con los despidos masivos vinculados a dichas "reestructuraciones" empresariales. Es decir, en una década el mercado se auto-subsidió por un mínimo de 23.849 millones de dólares. Ahí si vale subsidiar, pero cuando el dinero se vuelca al bolsillo de las clases populares no.

Etimología económica como nueva rama
El artículo de Rapoport no hace sino vincular la economía con la historia, y los hechos económicos con los sistemas sociales, a su vez parte indisoluble de los primeros. Se quejan del cepo los creadores del peor cepo para el pueblo argentino, como es el "cepo del dólar". Hablan de restricción externa como problema estructural e imposible de resolver por el "populismo" los que operan para la restricción interna. Despotrican contra los subsidios a favor de las clases populares (124 pesos por mes por hogar) los responsables de haber subsidiado al mercado por decenas de miles de millones de dólares y en detrimento de la sociedad toda. La Etimología Económica como nueva rama de la Política Económica tal vez pueda cumplir un destacado rol en esto de seguir revolucionando a la República Argentina.



Bibliografia
"El verdadero cepo es otro". Mario Rapoport. OETEC http://www.oetec.org/nota.php?id=1106&area=21