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INVESTIGACIÓN

Tecnología Espacial y Telecomunicaciones

| Artículos de opinión

Breve reflexión sobre el mercado de las TIC en la Argentina

Autor | Octavio Ciaravino


Conflictos de Interes
El autor no manifiesta conflictos de interés


Palabras Claves
Argentina Conectada, banda ancha, concentración, Grupo Clarín, neoliberalismo, regulación, rol del Estado, telecomunicaciones, TICs, usuarios



06-05-2015 | La regulación de las TIC en la Argentina se apoya en las recomendaciones y acuerdos celebrados por los países en el marco de organismos internacionales especializados como la Unión internacional de Telecomunicaciones (UIT). Sus objetivos: generar mayor inversión y competencia en el sector. El resultado de esta nueva regulación choca con las restricciones de un mercado concentrado y extranjerizado y la ausencia de emprendedores dispuestos a disputar ganancias a los grandes grupos concentrados. No obstante, las oportunidades están abiertas; aquí las repasamos.


La gestión de la red en Argentina plantea desafíos a la imaginación porque combina impulso privado, cooperativismo e inversión pública. Ocurre que en nuestro país la mentada sociedad de la información no se construye desde cero, existen actores previos en el campo de las telecomunicaciones que le dan una impronta: Estado, empresas privadas de distinto grado de concentración y origen (locales o extranjeras) y además un conjunto de pequeñas y grandes cooperativas y mutuales prestando servicio en distintos lugares del país. Estos actores tratan de adaptarse a los cambios tecnológicos y a los cambios de uso que hacemos los usuarios, intentando avizorar el futuro. En este contexto se discute y se proponen formas para regular e impulsar el desarrollo de las TIC. Al menos dos modelos se contraponen: uno liberal y concentrador, y otro popular, industrialista y soberano.

El primero es el que se instaló fuertemente desde la dictadura y se profundizó durante la década del noventa: a grandes trazos propone a las TICs como un elemento complementario del sistema económico concentrado en la valorización financiera y en la renta extraordinaria de nuestra zona pampeana, es decir como un elemento subordinado a la banca y al latifundio que son el único modelo económico posible para el modelo liberal.

En este plano, las TIC como otros sectores de la economía funcionan como elemento de control cultural y estratificación de la sociedad, además de como instrumento de exacción y concentración de los excedentes del modelo de producción concentrador. En otras palabras, son capitales excedentes conformados por la renta propiamente dicha que los beneficiarios destinan a subinversiones como inmuebles, préstamos o medios de comunicación. También se trata de la parte de las cosechas que queda distribuida entre los restantes actores económicos como los trabajadores, los servicios urbanos accesorios a esos procesos económicos y al resto de la sociedad en base a los mecanismos impositivos de redistribución de ingresos. Esa masa de recursos redistribuida en forma de sueldos o impuestos es vuelta a concentrar en el mismo grupo social mediante estos mecanismos: los servicios de telecomunicaciones o los servicios de distribución de alimentos (supermercados) o de educación (colegios y universidades privados), los cuales fijan una tarifa directamente relacionada con la estimación de ese excedente y así lo reapropian.

La tarifa que pagamos los usuarios por el cable y la telefonía está directamente relacionada con dicho excedente. Según el último informe de la UIT, el precio de la unidad de medida de banda ancha fija para la Argentina en 2013 fue de U$S 40,3, con una velocidad de 3megas; en Colombia el valor fue de U$S 19,8 con un velocidad de 1 mega; en Chile: U$S 38 y 4 megas. En efecto, la Argentina tiene una tarifa similar a la de Alemania (U$S 39,77), pero en el país europeo la velocidad es de 16 megas (UIT(b), 2014: 124).
Por esta razón es que durante la década del 90 el despliegue físico de las redes de TIC había seguido un modelo concentrado en torno a pocos grupos económicos y casi sin participación estatal. Este modelo concentrador se combina, en el caso argentino, con la extranjerización de nuestra economía, que puede generar algunos contrapuntos entre actores concentrados locales y extranjeros, tal es el caso actual entre las Telefónicas y el Grupo Clarín que pujan por la concentración secundaria del excedente. La puja que llevan adelante estos grupo involucra el componente ideológico o de control social que cada uno cumple en el modelo económico liberal concentrador. Así, el Grupo Clarín ha tratado de frenar el despliegue de las telefónicas en algunos de los negocios que considera propios; ha tratado de levantar barreras de entrada artificiales allí donde ya no hay barreras tecnológicas como la distribución de televisión por cables telefónicos o por satélite.

En este sentido, el cambio de concepción que viene proponiendo el gobierno nacional en materia de regulación de las TIC, acorde al modelo industrialista, coloca a estos grandes operadores en disputa al acelerar los procesos de convergencia tecnológica y neutralidad de la red. La batería de medidas propuesta por la Secretaria de Comunicaciones en estos años han reformulado el negocio creando nuevos actores y poniendo en movimiento a las antiguos.
" El plan Argentina conectada reinstala a los Estados nacional, provincial y municipal como actores directos en el segmento ofreciendo: fibra óptica, computadoras, satélites y contenidos. Aquí también se invita a las empresas privadas a constituirse como proveedores de servicios TIC explotando la red de fibra en sus diversos usos posibles.
" Las nuevas leyes de telecomunicaciones y de medios audiovisuales reflejan efectivamente las propuestas de regulación flexible que proponen los organismos internacionales como la Unión Internacional de Comunicaciones apuntando a la convergencia de servicios. Los operadores pueden prestar servicios que antes tenían restringidos y por tanto competir en el mercado de los otros operadores.
" La modificación de los marcos regulatorios también posibilita la incursión de nuevos operadores en la telefonía móvil y en la oferta de banda ancha, tanto para las empresas pequeñas e intermedias del interior (cableras) como para las cooperativas de servicios. En términos generales, se habilita a empresas de otros sectores de la economía a sumarse al sector TIC. Por ejemplo, habilita la modalidad Operador Virtual para telecomunicaciones, (Res 68/2014 SECOM) obligando a los operadores históricos a compartir el uso de sus redes, de tal modo que se puede constituir una empresa de telefonía móvil sin necesidad de tener una red de antenas, sino que se monta sobre las existentes pagando un canon que fija la SECOM.

Neutralidad de la Red
Este término no tiene una definición técnica unánime. Sin embargo, se refiere a que toda comunicación electrónica cursada a través de las TIC tendrá el mismo tratamiento entre el emisor y el receptor. Por "mismo tratamiento" se entienden la no discriminación tanto por motivos políticos como comerciales. Es decir, que los gestores de la red no introduzcan mecanismos para discriminar o priorizar unos contenidos sobre otros. La gestión de una red supone algunos permisos al operador para aplicar correcciones en el flujo de información para evitar congestionamientos o sub utilización de la red. Por ejemplo: "la prácticas tales como los topes de datos, los algoritmos de gestión de la congestión, la priorización, el estrangulamiento diferencial y la estratificación del acceso" (UIT: 7). No obstante, pensando en las dimensiones que tendrá el tráfico de datos en los próximos años a partir del 4g y la banda ancha móvil, el problema se centra en cómo garantizar regulación anti monopólica en la red para que no se generen discriminaciones por motivos comerciales: puntualmente acuerdos entre algunos proveedores de contenidos o de servicios de telefonía y algunos operadores de red. Allí, la regulación argentina apunta a la multiplicidad de redes y a la participación pública directa en infraestructura (satélites y fibra óptica) como la mejor garantía de neutralidad.

La burguesía todavía ausente
En suma, todo este despliegue de inversiones y cambios en el marco normativo supone un actor que todavía no está plenamente desarrollado en la Argentina; esa burguesía ausente mentada en tantos libros de historia, no logra desplegarse todavía como un actor dispuesto a apropiarse del excedente y disputar ganancias con los grupos históricos. En un país con solo dos grandes proveedores de TV por cable parece no haber margen para un nuevo operador porque nadie se lo ha propuesto seriamente. Allí tendrían que estar los mandos medios de las empresas actuales pensando como pasar de gerentes o directores a CEOs de su propia empresa de telecomunicaciones. Allí también tendrían que estar las cooperativas pensando en ofrecer servicios en las grandes ciudades o en otras localidades. Para la dimensión del mercado de telefonía móvil de la Argentina todavía faltan 8 o 9 empresas de telefonía celular. La red de fibra óptica de 30.000 kilómetros supone un enorme despliegue de servicios de última milla al alcance de inversores medianos y pequeños. Pensando en el caudal de datos generados a partir del despliegue de la red 4G para telefonía, se estima que en todo el mundo será necesario desplegar redes secundarias para facilitar la circulación de datos denominadas Redes de Distribución de Contenidos (CDN) que son ofrecidas por empresas nuevas, por lo general constituidas por ex ejecutivos y personal de empresas grandes. Los accesos a internet medidos por nuevas suscripciones vienen aumentando en forma sostenida en torno al 12% anual (INDEC), impulsados por el acceso a banda ancha móvil. El total de hogares actualmente cubierto por una suscripción a internet banda ancha móvil o fija llega al 54% y se espera que siga creciendo hasta una cobertura superior al 100% siguiendo el modelo de la telefonía móvil.

Allí podría ser encauzado parte del enorme caudal de dinero que se fuga al dólar o a las guaridas fiscales del mundo. De todas maneras y como ha venido siendo una constante histórica, la mentada burguesía no llega a cumplir los objetivos afines a un proyecto industrial; es por tanto clave que sea el Estado el que tome la posta. La invitación, no obstante, sigue abierta.