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| Artículos de opinión

La barbarie mitrista como premio y medalla

Autor | Federico Bernal


Conflictos de Interes
El autor no manifiesta conflictos de interés


Palabras Claves
barbarie, Carlos Zannini, cívico-judicial, Cristina Fernández de Kirchner, desesperación, diario La Nación, federalismo, golpismo, guerra del Paraguay, Julio De Vido, Mariano Grondona, mitrismo



24-09-2015 | El golpismo mediático-judicial y la desesperante realidad de una Argentina Nación...


Aproximadamente diez días atrás, fue atacada con saña y desde una editorial del diario La Nación la mujer del ministro de Planificación Federal. El domingo pasado, tocó el turno a este funcionario, ya por enésima y aburrida vez. La última diatriba se tituló "Un ministro incompetente" (20/09/15); la bizarría del autor anónimo a la orden del día, en una práctica más que centenaria del pasquín del subdesarrollo, la miseria y la exclusión. El aludido ministro no necesita ser defendido por nadie; menos que menos por este cronista. De hecho, su mejor defensa está en los irrefutables logros conducidos por la Cartera que desde mayo de 2003 preside. Asimismo y parafraseando a la Presidenta Cristina Kirchner, los ataques emanados desde este diario (en general desde el golpismo mediático-judicial) más que hacer mella en sus destinatarios son vividos como un premio. Nos apena, sin embargo, que el matutino de la semicolonia rehúya dar el debate político e ideológico, extraviándose en permanentes y progresivas calumnias y disparates. Nos entristece, sinceramente, porque es un adversario de fuste, porque ha sido y es el enemigo histórico del pueblo argentino y suramericano. ¡Qué bien le haría a la discusión en estos tiempos de grandes definiciones que el diario La Nación recupere su mejor tradición política! Hacemos un llamado público a sus mejores intelectuales y plumas (no nos malinterpreten: por periodistas, no por buitres) y los convocamos a un debate público en las grandes cuestiones nacionales.



¿Mitrismo o federalismo? ¡Queremos debatir!
Señores y señoras del diario La Nación, comprendemos vuestra desesperación, pero nada bueno puede venir del odio descontrolado y bárbaro. Ustedes, grandes civilizadores, deberían saberlo mejor que nadie. Sabemos, no obstante, que no debe ser fácil de digerir llevar doce años en los que sendas corporaciones, la Sociedad Rural, la Universidad del CEMA, FIEL, la Fundación Mediterránea y demás usinas de la estafa y la pobreza se vean imposibilitadas de digitar ministros y de administrarnos en calidad de apéndice de intereses foráneos y locales conservadores. No, no debe ser fácil, pero les sugerimos calma, entereza y grandeza. Les sugerimos, e insistimos con esto, reencauzar el odio a un debate serio y responsable. Miren, recordamos del excepcional libro del historiador canadiense Ferns, este pasaje que transcribimos: "Cuando Mitre asumió como presidente constitucional... uno de los objetivos de la política británica se había alcanzado". Y nos viene a la mente entonces una editorial de esas magistrales escritas por alguno de vuestros plumíferos -cuando en lugar de vilipendiar hacían política, por más que estuviera en nuestras antípodas- que decía así: "El esfuerzo de integración nacional a partir de 1862 impulsado por un presidente porteño y tres provincianos- no solamente consolidó un exitoso modelo agroexportador que levantó el nivel de vida de toda la población, sino que también fue un modelo integrador que creó capital social y físico en todo el territorio de la Nación. Un federalismo en serio". ¡Maravilloso! ¡Debatamos pues sobre federalismo; refútennos con argumentos de por qué la política de inclusión provincial que llevamos adelante desde 2003 a la fecha, inédita desde los planes quinquenales del General Perón, resulta tan perjudicial al país!

¿Progreso o una nueva Guerra de la Triple Infamia? ¡Queremos debatir!
Recordamos también, otra magna editorial de no hace mucho cuando, reivindicando el genocidio del Paraguay conducido por vuestro fundador y el capitalismo británico, escribieron: "No es del caso rastrear, pues ya lo han hecho respetables historiadores de los cuatro países, los remotos orígenes de este enfrentamiento, que algunos remontan a la etapa colonial, pero sí decir que López, que desde hacía tiempo se preparaba para ser el árbitro del equilibrio en el Plata, desencadenó una tragedia que duró cinco años y cuyo resultado fue la destrucción del Paraguay y el agotamiento humano y material de los demás contendientes". ¡Maravilloso! Releyendo la editorial me vino a la mente una arenga bastante poco conocida del generalísimo Mitre a propósito de la masacre: "La guerra del Paraguay completa la de la Independencia... [porque] la historia no ha de echar de menos... la cadena que quería detener el progreso humano en las bocas del río Paraná". ¡Doblemente maravilloso! ¡Debatamos pues sobre cómo erigir una Nación que sea árbitro de su propio destino, encarando un progreso genuinamente argentino y suramericano, pacífico y verdaderamente democrático! ¡Debatamos, pero sin calumnias ni agresiones!

¿"Europa en América" o una Argentina autóctona y suramericana? ¡Queremos debatir!
Y por último, cómo omitir un memorable artículo de Mariano Grondona, de esos que ya no hay más, que extrañamos y que fueran reemplazados por la pluma tosca y sanguinolenta de Joaquín, o la insuperablemente apátrida del señor Luis Alberto Romero, vuestro especialista para la "Nación Falklands". Quizás lo recuerden. Se titulaba "El despertar del sueño argentino", escrito en septiembre de 2001. Viéndose venir el quiebre del largo festín neoliberal, nos recordó nuestros orígenes de Patria, de unidad y felicidad. En el Centenario, nos explicaba pues Grondona, conseguimos dejar atrás "el sueño de una Argentina gaucha desafiante, intransigentemente, fiel a su herencia hispanoamericana,... auténtica pero irrealizable, que plasmaría su sublime canto de agonía en el Martín Fierro". Y entonces, abandonando nuestra argentinidad (más que abandonada, masacrada, claro está) devenimos en "un proyecto viable. Nuestro comercio sería inglés, nuestra cultura francesa, nuestro ejército alemán, nuestro pueblo español e italiano. Dejando que el gaucho quedara en el fondo de su alma como un fiscal insobornable, la Argentina sería Europa en América..., proyecto inspirado en la Constitución de 1853". ¡Maravilloso! ¡Superlativo! ¡Recuperamos el debate y la política, por favor! ¡Queremos más Grondonas y menos salvajes emplumados que solo saben aterrorizar al lector e infundirle rencor y odio! Debatamos pues: ¿Debe la Argentina ser Europa en América, debe volver a ser una semicolonia en poder del terrorismo financiero europeo y occidental como en los noventa o debemos ser Argentina y América del Sur en la Argentina, libres, soberanos, autosuficientes y genuinamente democráticos?



Civilización sí, barbarie no...
En fin, el listado de ejemplos es interminable y no podemos, por razones espacio, incluir ni uno más. Pero no se preocupe la oligarquía, que los tenemos todos en carpeta y analizados, listos para utilizarlos en el debate que les proponemos. Volviendo al inicio de esta nota y recordando nuestro mensaje, reiteramos la sugerencia al desbocado diario La Nación: ¡Vuelvan a las fuentes de su mejor tradición reaccionaria y conservadora! Reemplacen, por favor, la barbarie por la civilización, que vuestros insultos, lejos de hacernos mella nos engrandecen y nos inflan el pecho de orgullo. Cuando quieran, ahí nos tendrán para dar la discusión política que el pueblo argentino se merece. Cuando quieran y donde quieran. Y recuerden, ahora y siempre, que quienes nos sentimos humildes continuadores y ejecutores de la gesta de Mayo, del accionar y la ideología de Artigas, Azurduy, Belgrano, San Martín, Bolívar, Dorrego, Rosas, Quiroga, Varela, Solano López, Yrigoyen, Vargas, Ibáñez, Velasco Alvarado, Allende, Eva, Perón, Chávez, Evo, Lula, Néstor y Cristina Kirchner, entre muchos otros y muchas otras, nos colgamos sus ataques en el pecho como medallas -al decir del próximo vicepresidente de la República Argentina, Carlos Zannini-.



La desesperante realidad de una Argentina Nación
Debe ser desesperante ver no sólo cómo se escurre de las manos la posibilidad de retornar al poder a partir de diciembre, sino y especialmente, cómo se consolidan las herramientas legales y jurídicas para el blindaje y la consolidación del patrimonio público. ¡Cómo no desesperarse los promotores de la estafa del Blindaje! ¡Cómo no enervarse los propiciadores y defensores del Estado Cero y la Subsecretaría de Privatizaciones de los noventa! "Ministro incompetente", le gritan al funcionario nacional que desde las directivas de dos de los presidentes más populares y democráticos desde 1810, ha planificado, reconstruido y profundizado una Argentina en calidad de Nación, esto es, inclusiva de compatriotas y de provincias por igual. Atrás, muy atrás quedó la semicolonia que desde la Casa Rosada y su Boletín Oficial, el hoy nerviosísimo pasquín de Don Bartolo, humilló y vapuleó al pueblo argentino, convirtiendo en patio trasero a las provincias más allá de la General Paz y una que otra estancia aledaña, patio trasero de la Provincia Metrópoli primero y del terrorismo financiero occidental después.

Señores y señoras de La Nación, desesperarse no conduce a nada. Recobren la altura del debate que otrora infundieron, que la barbarie mitrista en su fase superior buitrista nos la colgamos en el pecho, como premio y medalla de la lucha por una Argentina de iguales, grande, moderna, desarrollada y soberana. Una Argentina respetada en el mundo, inserta en función de sus intereses y no como apéndice de nadie, ni rendida a los pies de ningún león, águila, buitre o carancho.