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¿Por qué Macri no beneficiará jamás a las economías regionales?

Autor | Belen Ennis


Conflictos de Interes
La autora no manifiesta conflictos de interés


Palabras Claves
apertura de las importaciones, Argentina, campo, desindustrialización, devastación, EE.UU., importaciones, libre comercio, Macri, México, neoliberalismo, TLCAN, tratado de libre comercio



19-11-2015 | Un estudio comparativo con el campo mexicano después del TLCAN. Lejos se encuentra el macrismo de representar intereses vinculados con una mayor industrialización, un mercado interno pujante o un Estado dinámico. Siendo que para garantizar el desarrollo de las economías regionales de nuestro país se necesita, además de protección local, presencia estatal y políticas públicas a largo plazo y que una posible administración de Macri significará cada vez menos y no más Estado es que queremos, por intermedio de este humilde informe, interpelar la voluntad de los pequeños y medianos productores argentinos a fin de que aprecien con atención la experiencia mexicana en el TLCAN como un posible recordatorio de lo que puede suceder de implantarse el neoliberalismo nuevamente en nuestro país. El desarrollo y la supervivencia de las economías regionales jamás podrán estar garantizados en un escenario nacional donde primen la desregulación, la privatización y la apertura comercial indiscriminada. En estas cuestiones, como en tantas otras, los cantos de sirena del neoliberalismo sólo buscan hundir el barco de la historia.


El pasado 11 de noviembre, Federico Bernal -Director General de este Observatorio- publicó, en su habitual columna del diario Tiempo Argentino, una nota titulada "¿Crónica de una devastación anunciada?" (http://www.infonews.com/nota/262715/cronica-de-una-devastacion-anunciada). Allí, establecía una vinculación entre la experiencia vivida por México, desde su inscripción al Tratado de Libre Comercio para América del Norte (TLCAN o NAFTA, por sus siglas en inglés) en 1994, con las implicancias que traería para la Argentina el establecimiento de una apertura comercial indiscriminada, objetivo planteado infinidad de veces por la Alianza Cambiemos y ahora cuidadosamente disimulado por el maquillaje pre-balotaje. En este sentido, tomando como punto de partida el caso mexicano, el presente artículo tiene por fin profundizar en dichos conceptos y demostrar cómo la apertura y la desregulación del comercio (cuestión avalada por la zoncera de la "integración al mundo") propuesta por Mauricio Macri no sólo no beneficiará sino que perjudicará a gran escala el desarrollo de las economías regionales de nuestro país.

México y EE.UU. en el TLCAN: una relación desigual
El Tratado de Libre Comercio para la América del Norte (TLCAN), subscripto en enero de 1994 por Estados Unidos, Canadá y México, fue presentado a todos los ciudadanos de este último país como la panacea para alcanzar el tan ansiado nivel de desarrollo de los países del primer mundo. El ex presidente Carlos Salinas de Gortari prometía, a punto de finalizar su mandato, que con la firma de dicho tratado México pondría punto final a los grandes problemas de pobreza, migración y desempleo dando comienzo así a "la gran época" del campo mexicano. Lo cierto es que, a casi 22 años del establecimiento del TLCAN, nada de esto ocurrió. Basta ver la desigual condición de desarrollo que ostentan los países firmantes.

Los investigadores mexicanos Ana María Aragonés Castañer y Uberto Salgado Nieto destacan, en su interesantísimo trabajo "La migración laboral México-Estados Unidos a 20 años del Tratado de Libre Comercio de América del Norte" (Revista Mexicana de Ciencias Políticas y Sociales - Mayo/Agosto 2015), que siendo que México no contaba con la capacidad para exportar en condiciones de calidad y alta productividad "plantear el libre comercio como estrategia de desarrollo significaba dar un paso en falso". Más aún, la rubrica de un tratado asentado sobre el concepto de igualdad de competencia entre países tan disímiles como México y Estados Unidos, representaba no sólo una ilusión sino también un salto al vacío para una economía dependiente como la mexicana.

Dicha ficción de igualdad (defendida por la doctrina liberal desde sus comienzos) derivará, indefectiblemente, en graves consecuencias para aquellos estados que aún se encuentran en vías de emancipación. Así lo estableció con extrema claridad el ex Presidente Néstor Kirchner en la IV Cumbre de las Américas realizada en la Ciudad de Mar del Plata durante el año 2005: "es necesario advertir que a la ahora de analizar el sistema de comercio internacional, subsidios agrícolas o barreras arancelarias, hay que tener en cuenta las asimetrías y los diferentes grados de desarrollo. Porque la igualdad es un concepto valioso y necesario, pero sólo aplicable a los que son iguales. Igual tratamiento para los diferentes; igual tratamiento entre países poderosos y débiles; igual tratamiento entre economías altamente desarrolladas y economías emergentes, no sólo es una mentira sino que, además, resulta una trampa mortal". Como corolario de estas ideas tendrán lugar la inmediata negación del ALCA y la posterior creación de la UNASUR.

La apertura comercial, el salvavidas de plomo
Los profetas del TLCAN en México auspiciaban que la liberalización comercial y la alianza con EE.UU. atraerían la tan ansiada Inversión Extranjera Directa (IED) necesaria para superar los obstáculos existentes en el mercado laboral (generando los puestos de trabajo requeridos) y posibilitar una importante inversión en el sector agrario (permitiendo alcanzar la absorción laboral de la población del sector, consiguiendo la autosuficiencia alimentaria y convirtiendo al país en un importante agroexportador). Efectivamente, tal como remarcan Ana María Aragonés Castañer y Uberto Salgado Nieto, los montos obtenidos por la IED "fueron importantes, pues para 1990 los flujos se acercaron a los 800 millones de dólares, mientras que para el 2013 está cifra alcanzó los 8.5 billones de dólares". Sin embargo, afirman, "los resultados no fueron los esperados. De acuerdo con un informe de la Comisión Económica para América Latina (CEPAL), la mayor parte de la IED que llegó a América Latina y el Caribe en los últimos años no creó capacidades productivas que permitieran la expansión del empleo [ofreciendo] trabajos temporales con menores prestaciones, bajos salarios y sistemas de contratación en extremo flexibles". Sobran las similitudes con la Argentina de los 90 donde la desregulación, la privatización, la flexibilización, la contracción del Estado y los altos índices de desempleo, pobreza e indigencia signaron la década menemista en materia laboral.

El TLCAN: la "Gran Transformación"
La firma del TLCAN tenía como propósito principal poner en marcha una serie de políticas económicas de carácter neoliberal con el objetivo de desregular y liberar los mercados. Los gurúes del librecambio prometían obtener la eficiencia y el progreso económico que supuestamente México no había llegado a alcanzar bajo el modelo proteccionista y desarrollista que había prevalecido en las décadas anteriores a 1980.

En este sentido, el tratado fue presentado en sociedad como "el cambio" o la "gran transformación" mexicana (le sonarán familiares al lector o la lectora estos conceptos de cara a las actuales promesas de campaña) que comenzaría con una serie de "reformas estructurales" lideradas por aquellas de índole comercial. Finalmente, estas "transformaciones" lanzarían a la economía del país en una dirección irreversible de atraso y exclusión neoliberal, dirección que ya venía siendo experimentada por México y por toda América Latina un tiempo antes de la llegada del ex Presidente Carlos Salinas de Gotari.

Tal como destaca el investigador mexicano Rolando Cordera, en su excelente trabajo "La "Gran Transformación" del Milagro Mexicano. A 20 años del TLCAN: de la adopción a la adaptación" (Revista Latinoamericana de Economía. Noviembre de 2014), antes de la firma del tratado "tuvieron lugar cambios institucionales de indudable profundidad y alcance, como la reforma al artículo 27 constitucional y la reprivatización de la banca que se había nacionalizado en 1982; modificaciones en las leyes del petróleo y la energía eléctrica; venta frenética de empresas públicas; prédica sin descanso sobre la magia del mercado, como sinónimo de modernidad, etcétera". ¿Recuerda el lector o lectora aquellas zonceras del gasto público, las pérdidas efectuadas por las empresas estatales y la eficiencia del mercado pronunciadas durante los años 90 en la Argentina? ¿Acaso no son las mismas que hoy predica el Menemismo del siglo XXI con Mauricio Macri a la cabeza y su séquito desastroso de economistas?

Al igual que actualmente lo hace la Alianza "Cambiemos", el discurso del "cambio" también era sostenido por los defensores del TLCAN en México y como bien dice Rolando Cordera "sin duda, cambio estructural hubo y con él profundas mudanzas institucionales, constitucionales y no. La economía se inscribió progresivamente en otro formato político, cada día más distante del que acompañó la era industrialista de México. Entonces, los criterios de soberanía solían ser explícitamente asumidos como componentes centrales de las decisiones del Estado nacional y su evolución, luego, la soberanía pasó a ser vista y entendida, en el mejor de los casos, como una variable dependiente de los mercados, la competitividad y la globalización". Claramente, todas concepciones que se encuentran en la misma sintonía que el reciente acto fallido de María Eugenia Vidal por el que se debería "cambiar futuro por pasado".

La devastación agraria del TLCAN
Pasando al análisis de la cuestión agraria prometida al comienzo de este trabajo, cabe aclarar que al entrar en vigencia el TLCAN el sector rural mexicano sufrió una real devastación. La competencia en desiguales condiciones de los productos mexicanos con los productos altamente subsidiados provenientes de los Estados Unidos derivó en la desintegración de numerosas comunidades agrarias a partir de la salida de miles de campesinos que optaron por la migración. A su vez, lejos de llegar a la autosuficiencia alimentaria, México experimentó una consecuente pérdida de autonomía en tanto que parte importante de los productos que componen la base alimenticia mexicana comenzaron a importarse del país vecino. Al respecto y a partir de la implementación del modelo neoliberal y la firma del TLCAN, los investigadores Ana María Aragonés Castañer y Uberto Salgado Nieto, aseguran que "en el campo se ha producido un verdadero quebranto, degradación y desarticulación productiva. Se perdieron 4.9 millones de empleos en el sector, el PBI agropecuario pasó de significar 5% antes de la firma a sólo 1.5% una vez implementado el Tratado. El Estado ha reducido considerablemente el gasto público que destinaba al campo desde la implementación del tlcan [lo cual] se ve reflejado en menores subsidios destinados a la producción agrícola, siguiendo fielmente los cánones neoliberales sobre la disciplina fiscal. (…) El resultado final de la implementación de esta política ha sido la completa devastación del campo mexicano (…) mientras que en 1980 la dependencia del país en alimentos era 15%, para el año de 2011 fue de casi 50%".

En efecto, entre 1991 y 2007, casi 5 millones de familias de agricultores fueron desplazadas, aumentando el trabajo estacional o golondrina (de menos de 6 meses) y perdiéndose casi 2 millones de puestos de trabajo (Weisbrot, Lefebvre y Sammut 2014). En esta misma dirección, el periódico La Jornada de México publicó el año pasado un informe según el cual "en las dos décadas del Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN) el resultado para el campo es devastador: se perdieron 4.9 millones de empleos en la agricultura familiar, 6 millones de habitantes del sector rural migraron, el PIB agropecuario pasó de 5 por ciento a 1.5 y México se convirtió en el tercer importador mundial de alimentos" (La Jornada 20/02/2014).

Idéntica devastación sufrida por el campo mexicano puede ser vivida por las PYMES y las economías regionales de nuestro país al abrirse las importaciones tal como planea hacer el equipo económico de Mauricio Macri. Asimismo, sirviéndonos del ejemplo mexicano, un posible escenario nacional de apertura indiscriminada de importaciones le dará un mayor control del mercado agroalimentario a las grandes trasnacionales (de hecho en México son más de 30 las empresas extranjeras que funcionan en este ámbito) y lejos se estará de cooperar con el desarrollo de las economías regionales vinculadas a los pequeños y medianos productores de nuestro país. Como siempre ha ocurrido a lo largo de la historia nacional y latinoamericana, los supuestos beneficios del libre comercio no hacen más que representar la desaparición del empleo de calidad, la precarización del trabajo, la pobreza, la desigualdad, la degradación ambiental, el despojo de los recursos naturales y la excesiva concentración de la riqueza y monopolización de los mercados. Consecuencias nefastas si las hay para las grandes mayorías.

Las economías regionales necesitan del Estado
Como es sabido, uno de los caballitos de batalla esgrimidos por Mauricio Macri en su recorrida por el país ha sido el de "potenciar las economías regionales", cuestión que va a contramano totalmente de la apertura indiscriminada de importaciones que propone en donde la entrada de productos externos impedirían la real competencia de los nuestros en el mercado. Pero además, detrás de la potenciación de las economías regionales vía exportación sin retenciones se esconde el desabastecimiento del mercado interno. Al igual que lo sucedido con el gas exportado a Chile a precio vil durante la década de los 90, la consecuencia de exportar sin restricciones los productos de nuestra tierra equivale a poner en riesgo la seguridad alimentaria del país. Estas dos cuestiones (liberalización de importaciones y exportaciones agrícolas) fueron experimentadas por México, tal como lo venimos analizando y, por tanto, resulta imprescindible tener en claro dos cuestiones básicas: "1) que para un país en desarrollo, las exportaciones no son un fin en sí mismo, sino que deben servir para incrementar su capacidad para importar; y 2) que estas importaciones sólo podrán rendir su servicio al desarrollo si se inscriben en un proyecto nacional de industrialización.

En fin, que como dijera Romano Prodi: no hay éxito exportador que dure sin un mercado interno robusto, y no puede haber mercado interno alguno sin política industrial" (Rolando Cordera: 2014). Sumado a esto, una política estatal orientada al desarrollo de inversiones, créditos y programas de fomento para los pequeños y medianos productores a fin de no seguir acrecentando la elevada concentración de la propiedad rural en manos de los grandes estancieros y multinacionales agrícolas, sólo podrá ser posible con la existencia de un Estado fuerte y presente que funcione como el mejor asignador de los recursos.

Lejos se encuentra el macrismo de representar intereses vinculados con una mayor industrialización, un mercado interno pujante o un Estado dinámico. En resumidas cuentas, siendo que para garantizar el desarrollo de las economías regionales de nuestro país se necesita, además de protección local, presencia estatal y políticas públicas a largo plazo y que una posible administración de Macri significará cada vez menos y no más Estado es que queremos, por intermedio de este humilde informe, interpelar la voluntad de los pequeños y medianos productores argentinos a fin de que aprecien con atención la experiencia mexicana en el TLCAN como un posible recordatorio de lo que puede suceder de implantarse el neoliberalismo nuevamente en nuestro país.

El desarrollo y la supervivencia de las economías regionales jamás podrán estar garantizados en un escenario nacional donde primen la desregulación, la privatización y la apertura comercial indiscriminada. En estas cuestiones, como en tantas otras, los cantos de sirena del neoliberalismo sólo buscan hundir el barco de la historia.



Bibliografia
- Aragonés Castañer, Ana María y Salgado Nieto, Uberto. (2015). "La migración laboral México-Estados Unidos a veinte años del Tratado de Libre Comercio de América del Norte". Revista Mexicana de Ciencias Políticas y Sociales. Universidad Nacional Autónoma de México.

- Bernal, Federico. "¿Crónica de una devastación anunciada?". Diario Tiempo Argentino (11/11/2015). http://www.infonews.com/nota/262715/cronica-de-una-devastacion-anunciada

- Cordera, Rolando. (2014). La "Gran Transformación" del Milagro Mexicano. A 20 años del tlcan: de la adopción a la adaptación". Facultad de Economía de la UNAM, México. http://www.elsevier.es/es-revista-problemas-del-desarrollo-revista-latinoamericana-86-articulo-la-gran-transformacion-del-milagro-90391517

- Diario La Jornada (20/02/2014). http://m.jornada.com.mx/index.php?articulo=002n1pol&seccion=politica&amd=20140220

- Weisbrot, Mark, Lefebvre, Stephan y Sammut, Joseph (2014). "¿El TLCAN ayudó a México? Una valoración tras 20 años". CEPR. http://www.cepr.net/documents/NAFTA-20-years-2014-02-ESPA%C3%91OL.pdf