El principal beneficio de la captura y el almacenamiento de carbono (CAC), nos explica Levina, es el abordaje de las emisiones de carbono pero preservando el valor y las ventajas del suministro de combustibles fósiles y la infraestructura existente. Al proceder a la captura del carbono y su bombeo a depósitos seguros ubicados profundamente bajo la tierra, la CAC permite una reducción importante de la emisión de CO2, tanto desde el sector de la energía como de los sectores industriales como los del cemento, hierro, acero, productos químicos y refinerías. En los sectores industriales, a menudo la CAC es la única opción disponible para reducir las emisiones a gran escala de gases con efecto invernadero.

Levina opina que la implantación generalizada de la CAC depende de muchos aspectos, desde la política del gobierno hasta el desarrollo tecnológico. Las tecnologías de los componentes individuales necesarios para la captura, el transporte y el almacenamiento del CO2 generalmente son bien comprendidas. Pero los antecedentes para la integración de estas piezas en proyectos a gran escala son limitados. En los últimos años se ha avanzado con varios proyectos nuevos, si bien el ritmo con el que avanza la CAC continúa siendo decepcionante.

La publicación por parte de la AIE de la hoja de ruta para la tecnología: Technology Road map: Carbon Capture and Storage 2013 Edition (Captura y almacenamiento de carbono, edición de 2013) comenta el estado de implementación de la CAC y describe las acciones requeridas a los gobiernos y a la industria para sentar las bases de una implementación más acelerada. El objetivo final es el desarrollo de una industria de CAC en una escala comparable a la de las industrias de producción de petróleo y gas juntas, para el año 2050.

La especialista advierte que los próximos siete años son críticos para el desarrollo acelerado de la CAC. Dicho desarrollo es necesario para lograr el objetivo de estabilizar las bajas emisiones de carbono a fin de limitar el aumento de la temperatura global a no más de 2°C. "Son las hojas de ruta que los gobiernos necesitan para mostrar liderazgo en función de introducir mecanismos de apoyo financiero, implementar las políticas pertinentes y elaborar leyes y reglamentos nacionales. La industria debe mejorar los esfuerzos piloto y de demostración para probar la captura en numerosos procesos y en diversas industrias, así como para incrementar la investigación y el desarrollo que permitan reducir el costo de la electricidad de las centrales eléctricas equipadas con CAC". Tanto los gobiernos como las industrias tienen que redoblar significativamente sus esfuerzos para mejorar la comprensión del público y de las partes interesadas respecto de la tecnología de CAC, así como la importancia de su implementación.

Con relación a la implementación acelerada, el potencial más grande para la CAC en el mediano plazo se verifica en tres regiones: China, OCDE de las Américas y OCDE de Europa. El despliegue total puede variar significativamente entre las diferentes regiones. Por ejemplo, en América del norte, es muy probable que se utilice la CAC principalmente para reducir las emisiones de CO2 producidas por la generación de energía basada en carbón y gas, mientras que en la OCDE de Asia, Oceanía y en algunos países miembros no pertenecientes a la OCDE (por ejemplo la India), las aplicaciones industriales de la CAC serán más importantes que las aplicadas a la generación de energía. Al respecto, el informe de la AIE añade que los países podrían considerar útil la cooperación, a fin de asegurar que en los próximos siete años la CAC sea probada en todas las aplicaciones principales, en las que será necesaria su implementación a gran escala en un futuro no muy lejano. En este sentido, la AIE calcula que podría requerirse el almacenamiento de 120 giga toneladas de CO2 para el año 2050 para cumplir con el objetivo climático de 2°C.