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| Artículos Periodísticos

Sobre cómo el fundamentalismo ambiental está boicoteando la lucha contra el cambio climático

Autor | OETEC-ID


Palabras Claves
Alemania, Australia, California, cambio climático, dióxido de carbono, energía eólica, energía solar, energías renovables, Energiewende, fundamentalismo ambiental, macrismo, New York Times, reducción de emisiones, RenovAr



03-08-2016 | El 19 de julio pasado, el New York Times publicó una columna cuyo título se asemeja al de esta nota. El original: "Cómo las energías renovables están boicoteando la lucha contra el cambio climático". En su introducción se lee el siguiente interrogante: "El esfuerzo mundial para combatir el cambio climático, laboriosamente acordado en París hace siete meses, ¿acaso está por salirse de control?". En la República Argentina, donde desde el 10 de diciembre de 2015 y tal como venimos señalando reiteradamente desde este Observatorio, el fundamentalismo ambiental se ha puesto al frente de la política energética nacional. El Plan de Energías Renovables lanzado por la actual administración -establece aumentar la participación de tecnologías eólica y solar en la matriz de suministro eléctrico al 8% como mínimo a fines de 2017, extendiéndose gradualmente el cronograma con el objeto de alcanzar un mínimo de 20% de participación a fines del año 2025- es, como fuera analizado oportunamente por OETEC, fiel reflejo de un ambientalismo excluyente de industria, desarrollo y ser humano. El RenovAr implica un subsidio del Estado de casi 5.000 millones de dólares y 3.000 de nueva deuda para energías más caras, intermitentes, importadas y de menor rendimiento que las convencionales y la renovable hidráulica. Es en este marco que nos resulta sumamente interesante traer a colación el artículo publicado por el diario estadounidense, sobre todo vista la complicidad de los medios de comunicación oficialistas en la Argentina con las políticas ambientales y energéticas del macrismo. Finalmente, aclaramos que el cambio en el título obedece a que desde nuestro Observatorio no estamos en contra de las energías renovables eólica y solar, sino de una política ambiental carente de toda base científica y, esto es lo más importante, humana. Adentrémonos pues en el informe del New York Times.


Alemania, líder europea en energías renovables, parece estar dudando de su ambicioso esfuerzo por elevar el uso de dichas fuentes en la generación de energía. Con la esperanza de reducir la velocidad de la explosión de las nuevas energías renovables dentro de la red, el país eliminó el subsidio abierto para la energía solar y eólica y puso un límite a la capacidad renovable adicional. Alemania también podría retroceder en su iniciativa de poner fin a la generación a carbón, que todavía representa más del 40% de su electricidad, según dio a conocer un informe filtrado por el Ministerio de Medioambiente del referido país. En lugar de ello, el gobierno pagará miles de millones para mantener los generadores de carbón funcionando como reserva, a fin de proporcionar energía de emergencia en momentos en que el viento no sople o el sol no brille.



Fuente: Reuters "Germany waters down climate protection plan" (29/06/16). El vapor emerge de las chimeneas de enfriamiento de la central a carbón de la planta de RWE, una de las compañías de electricidad y gas más importantes de Europa, emplazada en Niederaussem, nororeste de Cologne, en Alemania. La potencia europea no ha podido reducir sus emisiones de CO2 a pesar de su ambicioso programa en energías eólica y solar. De hecho, las metas de reducción de dióxido de carbono comprometidas por el gobierno germano parecen haberse topado con una fortísima negativa de parte la industria del carbón, el empresariado en general y los sindicatos, quienes sostienen que reducir las
emisiones impactarán negativamente en el empleo y dañarán la industria.

Las energías renovables también se han topado con un obstáculo más allá de Alemania. Dichas fuentes están produciendo un exceso de oferta en materia de energía temporal desde Australia a California, expulsando a otras vertientes energéticas que aún son necesarias para mantener un suministro estable de energía.

En el sur de Australia, donde las turbinas eólicas representan más de una cuarta parte de la energía de la región, los altísimos precios de electricidad empujaron al gobierno de dicho Estado a pedirle a la compañía de electricidad Engie volver a abrir la planta de gas que habían cerrado.

Pero lo más inquietante de la lucha contra el cambio climático es que las renovables están llevando a la energía nuclear, la principal fuente de electricidad libre de carbono en los Estados Unidos, a la bancarrota. Los Estados Unidos, y de hecho el mundo, harían bien en reconsiderar la promesa y las limitaciones que se desprenden del enamoramiento hacia la energía renovable. "La cuestión es cómo descarbonizar el sector eléctrico, manteniendo las luces encendidas y los costes bajos, y al mismo tiempo, evitando consecuencias no deseadas que podrían aumentar las emisiones", afirmó Jan Mazurek, director de la campaña de energía limpia del Grupo ClimateWorks.

Frente a esos problemas se requerirá de un enfoque mucho más sutil que seguir agregando más energías renovables a la red. Al respecto, un análisis realizado por Bloomberg New Energy Finance estimó que los reactores nucleares, que producen el 56% de la energía nuclear del país, no serían rentables en los próximos tres años. En ese caso, pasarían a ser reemplazados por generadoras a gas, las cuales expulsarían a la atmósfera unos 200 millones de toneladas de dióxido de carbono por año. Los costos de la energía nuclear son el principal problema. Simplemente no pueden competir con lo barato del gas natural. La mayor parte de los reactores del país están perdiendo entre 5 y 15 dólares por megavatio-hora, según informa el mencionado análisis.

Sin embargo, el destino de la energía nuclear no depende únicamente de los precios del mercado. Los representantes políticos, centrados en la potenciación de las fuentes de energía renovable por encima de todo -en gran medida a través de la subvención a proyectos de energía solar y eólica y del establecimiento de objetivos legales para la generación de energía a partir de fuentes renovables- están contribuyendo activamente a desplomar la industria nuclear. Sumado a esto, frente a una intensa aversión popular, la energía nuclear comienza a marchitarse.

Tal como escribió Will Boisvert en un análisis para Environmental Progressel, una organización ambiental defensora de la energía nuclear, los problemas de esta industria "podrían remediarse mediante subsidios sustancialmente más pequeños que los que recibieron rutinariamente las energías renovables". El crédito fiscal a la producción federal para los parques eólicos, por ejemplo, representa unos 23 dólares por megavatio-hora, más de lo que los generadores nucleares necesitarían para alcanzar el equilibrio.

Los problemas que presenta la energía nuclear son las consecuencias no deseadas de las políticas que fuerzan la anexión de más y más renovables a la red eléctrica. Dichas políticas no hacen más que poner en peligro la industria nuclear. A su vez, podrían retrasar todo el esfuerzo realizado contra el cambio climático.

California, que espera obtener la mitad de su electricidad de fuentes renovables para el año 2030, ofrece una muy buena ilustración del problema. La denominada "curva del pato" muestra que la adición de las energías renovables a la red eléctrica hace que la demanda de otras fuentes de energía se parezca a un pato. Es decir, a medida que la capacidad solar se incremente más y más, se desplazan otras alternativas. Un vatio extra proveniente del sol no cuesta nada. Pero el sol no brilla por igual en todo momento. Alrededor del mediodía, cuando está en su máximo esplendor, se necesitará poca energía de los reactores nucleares, o incluso del gas o del carbón. Sin embargo, a las 7 de la tarde, cuando la gente llega del trabajo a su casa y enciende sus electrodomésticos, el sol ya no calentará tanto. En ese momento, las fuentes alternativas serán indispensables.

El problema es que los reactores nucleares, e incluso los generadores de gas y carbón, no pueden prenderse y apagarse tan fácilmente. Sucede pues que alrededor del mediodía tienen que pagar a la red para poder entregar su energía generada. Como es de esperarse, esto erosiona la rentabilidad de energía nuclear. Incluso podría empujársela fuera del sistema por completo.

¿Cómo jugarían su estrategia las energías renovables en el futuro? Para conseguir más potencia de las mismas a las 7 de la tarde, tendría que obtenerse un exceso de capacidad al mediodía. De hecho, conseguir toda esa potencia requeriría de una capacidad igual a varias veces la demanda durante la mitad del día, además de mantenerlas apagadas la mayor parte del tiempo.

Las fluctuaciones diarias no son todo. La energía eólica y la luz del sol también cambian con las estaciones. Más aún, el cambio climático probablemente modificará su potencia y estacionalidad de forma imprevista. Teniendo en cuenta lo caro de los parques eólicos y solares, tendría sentido reconsiderar una estrategia basada en una fuente de energía libre de carbono que pueda permanecer encendida todo el tiempo.

Un informe publicado el mes pasado por el Consejo de Asesores Económicos de la Casa Blanca sugiere que todavía hay más espacio para la energía renovable en la red. Las nuevas tecnologías -que almacenan energía cuando el sol calienta o la comparten a través de áreas más amplias- permitirían que las energías renovables dejen una huella más grande. Sin embargo, hay límites. "Existe un costo en la integración de las energías renovables", sostuvo Kenneth Gillingham, economista de Yale y autor del citado informe. "Hasta el momento ese costo es pequeño".

En Alemania, donde las renovables han sustituido en su mayoría a la energía nuclear, las emisiones de carbono están aumentando y los alemanes pagan las tarifas eléctricas más caras de Europa. En Australia del Sur, la estrategia eólica está pasando factura. Y en California, los costos de las energías renovables también son evidentes.

No obstante, el destino de la energía nuclear no está totalmente sellado. En Nueva York, tras el temor de que el inminente cierre de tres reactores en el norte del Estado, la oficina del gobernador Andrew Cuomo extendió los subsidios a la energía nuclear haciéndolos comparables a los que reciben las energías renovables, a fin de mantener los reactores a flote. Incluso en California, donde la energía nuclear no encuentra muchos adeptos, Diablo Canyon (Cañón del Diablo), la última central nuclear, espera permanecer abierta durante casi una década.

Sin embargo, tanto en Nueva York como en California se estima suprimir progresivamente la energía nuclear en su totalidad. Un análisis realizado por Bloomberg afirma que el costo de la sustitución de la energía libre de carbono del Cañón del Diablo con energía solar será de 15.000 millones de dólares. Bien podría utilizarse dicha suma en la sustitución del carbón.

El desplazamiento de la energía nuclear hace que la batalla contra el cambio climático sea claramente más difícil. Pero eso no es lo más preocupante. ¿Y si el mundo finalmente descubre que las energías renovables no pueden hacer el trabajo en soledad? "Me preocupa la encrucijada", señaló Mazurek. "Si esto no funciona, el clima no tiene tiempo para volver atrás".



Bibliografia
Nota original del New York Times http://www.nytimes.com/2016/07/20/business/energy-environment/how-renewable-energy-is-blowing-climate-change-efforts-off-course.html

Reuters (29/06/2016). Germany waters down climate protection plan http://www.reuters.com/article/us-germany-environment-idUSKCN0ZF1MM