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Especialista de la Universidad Autónoma de Madrid: "No se puede hablar de crisis energética en la Argentina"

Autor | Beatriz Muñoz Delgado


Entrevistador
Federico Bernal


Palabras Claves
Argentina, crisis energética, Daniel Montamat, indicador IRES, México, riesgo energético, seguridad energética, Trinidad y Tobago



24-04-2014 | Es doctora en economía y profesora del Departamento de Análisis Económico de la Universidad Autónoma de Madrid. Muñoz ha trabajado en los proyectos de investigación "Risk of Energy Availability: Common Corridors for Europe Supply Security" (VII Programa Marco de la Comisión Europea) y "Política energética en el ámbito de la UE y su proyección en España" (premio extraordinario del Consejo Económico y Social). Ella y su equipo han elaborado el primer índice de seguridad energética en ser aplicado exitosamente a más de 150 países (IRES). A continuación su opinión en esta materia y, particularmente, su visión de la República Argentina, por cierto absolutamente antagónica a las posturas de los ex secretarios de Energía. A propósito un ejemplo singular: "...habría que matizar que un déficit comercial de productos energéticos no se puede considerar per sé una crisis o un riesgo. Las importaciones de energía no son en sí mismas ningún "mal" o peligro. La preocupación sólo está justificada por el nivel de dependencia exterior (si es realmente elevada) y por la inseguridad de los países proveedores y de tránsito de energía".


1) ¿Qué significan "seguridad energética" y "seguridad de abastecimiento energético"?
La seguridad energética consiste en la estabilidad del sistema energético en términos de unos flujos constantes y suficientes de energía tales que garanticen el desarrollo económico y el bienestar social de todos los actores implicados en el sistema. Este término engloba la seguridad "de demanda" y "de abastecimiento" energéticos, desde el punto de vista del país productor y del consumidor. En el primer caso, la seguridad de demanda energética consiste en asegurar las transacciones y el transporte de la energía y, en consecuencia, los beneficios derivados de la actividad. En el segundo caso, la seguridad de abastecimiento energético consiste en la disponibilidad de suministros energéticos de forma continua, en las cantidades necesarias y a unos precios asequibles tales que un país pueda desarrollar su actividad económica de forma ordinaria y mantener el bienestar de sus ciudadanos.

2) ¿En qué consiste el indicador IRES?
El Índice de Riesgo Energético de origen Socioeconómico (IRES) surge del trabajo del Grupo de Investigación en Economía Política Internacional de la Universidad Nacional de Educación a Distancia (UNED) en el marco del proyecto REACCESS (Risk of Energy Availability: Common Corridors for Europe Supply Security), financiado por el Séptimo Programa Marco de Investigación y Desarrollo Tecnológico de la Comisión Europea.

El IRES estima el riesgo energético global de origen socioeconómico para un país, como la combinación de cuatro componentes que se corresponden con cuatro grupos de factores de riesgo: 1) económico (demanda interna de energía, ingresos de la energía, inversiones, competencia); 2) político (riesgo país, pertenencia a la OPEP, titularidad de las empresas energéticas del país, reputación energética, indicadores de democracia, calidad institucional, seguridad jurídica, violencia política); 3) social (proximidad cultural, equidad social, conflicto social, conflicto laboral); y 4) específico del sector energético (reservas energéticas, concentración y dependencia de las importaciones de energía). La selección de las variables críticas para cada vector se basaba en dos principios fundamentales, su relevancia teórica y la calidad de los datos disponibles. Finalmente, mediante el Análisis Factorial (la técnica estadística multivariante utilizada para construir el índice) fueron las correlaciones entre las variables las que determinaron la selección definitiva, que consistió en 62 variables englobadas en el índice compuesto IRES.

3) ¿Cuál es la utilidad del IRES?
El IRES sirve como método para la estimación cuantitativa del riesgo de abastecimiento energético relacionado con los factores geopolíticos. Su utilidad radica en que proporcionan una herramienta para el análisis internacional y la toma de decisiones en materia de política energética, en un contexto de incertidumbre.

4) ¿Qué diferencia existe entre "seguridad energética" y "crisis energética"?
Seguridad y crisis son dos conceptos antagónicos. Aunque no hay un consenso generalizado sobre el concepto de "crisis energética" y se utiliza en muy diversos contextos, a mi entender, la crisis energética surge cuando se materializan los riesgos que amenazan a la seguridad energética, y esto ocurre cuando hay algún tipo de interrupción o insuficiencia de los flujos físicos de energía y/o un cambio importante en los precios de la energía, que limita la disponibilidad o el acceso a fuentes de energía asequibles. Además, para poder hablar de crisis energética, se tiene que dar la circunstancia de que los eventos acaecidos en los mercados impliquen una reducción del bienestar social a nivel nacional y/o global. De tal forma, mientras podemos hablar de "seguridad energética" en el corto y en el largo plazo, la "crisis" tiene lugar en el corto plazo, es decir, atiende a cuestiones coyunturales. Si se mantiene en el tiempo, no podemos hablar de crisis, sino de un problema (desequilibrio) estructural en la economía.

También habría que matizar que un déficit comercial de productos energéticos no se puede considerar per sé una crisis o un riesgo. Las importaciones de energía no son en sí mismas ningún "mal" o peligro. La preocupación sólo está justificada por el nivel de dependencia exterior (si es realmente elevada) y por la inseguridad de los países proveedores y de tránsito de energía.

5) ¿Qué diferencia existe entre "seguridad energética" y soberanía energética?
Uno de los componentes que se contemplan en la seguridad energética es el grado de dependencia de los recursos externos. En los mercados internacionales se asignan los recursos y los productos entre los agentes, pero este reparto no es necesariamente eficiente ni garantiza la seguridad energética de los países. Es ahí donde interviene la política energética, que puede mejorar la seguridad energética de un país. Una de las vías adoptadas se basa en la soberanía energética, que está orientada a desplegar las capacidades políticas de control y gestión nacional de la explotación de los recursos de un país. Esta estrategia está relacionada con la maximización de la independencia energética y, por ese canal, se relaciona con la seguridad energética. En términos económicos, sería justificable siempre y cuando no genere mayores costes en el corto o en el largo plazo (incluyendo las externalidades en el análisis).

6) A la hora de medir la salud energética de un país, ¿qué ventajas representa hacerlo a través del IRES y del factor de riesgo energético propiamente dicho que desde el concepto de "crisis energética"?
Si por "salud energética" nos referimos a la seguridad energética de un país, los indicadores compuestos de riesgo energético, como el IRES, son idóneos para medir su estado, presentando una clara ventaja comparativa frente a otro tipo de mediciones: el riesgo energético ha sido tratado por la literatura científica y se reconoce como concepto operativo vinculado a la seguridad energética. Esto implica que existen definiciones, clasificaciones e indicadores del riesgo con los que ya se viene trabajando en el área de la energía. Más concretamente, en el caso del IRES, se utiliza una técnica de análisis multivariante rigurosa, como es el Análisis Factorial, en el que se han incluido variables procedentes de organismos internacionales y de investigadores de reconocido prestigio, que permiten la comparación a nivel país y región. Por el contrario, no encuentro viable aplicar el concepto de "crisis energética" en términos cuantitativos, ya que se trata de un término difuso sobre el que no existen indicadores generalmente aceptados para su medición.

7) ¿Cuándo un país es inseguro energéticamente?
La inseguridad energética en un país surge de la conjunción de factores internos (vulnerabilidades varias, relacionadas con las infraestructuras energéticas, la concentración de fuentes, etc.) y externos (riesgos técnicos y geopolíticos), y se produce cuando los flujos de energía no son suficientes para garantizar el desarrollo económico y el bienestar social de un país, bien por una interrupción en dichos flujos o por un incremento en los niveles de precios que impide cubrir la demanda.

8) La Argentina figura en su ranking de Índice de Riesgo Energético de origen Socioeconómico (IRES) en la posición número 32, la tercera mejor ubicación para un país latinoamericano (detrás de Trinidad y Tobago, y México) y la quinta mejor ubicación continental (detrás de EEUU, Canadá, Trinidad y Tobago, y México). ¿Qué significa esto?
Efectivamente, de un total de 158 países para los cuales se calculó el IRES, la Argentina ocupa la posición 32º. Esto significa que está en el primer cuartil de los países con menor riesgo energético de origen socioeconómico, con lo cual podemos deducir que se trata de un país relativamente seguro, tanto en términos mundiales, como en términos regionales. Los países que le preceden en términos regionales o continentales son aquellos con niveles de riesgos políticos e intrínsecamente energéticos inferiores a los de Argentina. En el caso de Estados Unidos y Canadá, además, estos países tienen niveles inferiores de riesgo económico y social; sin embargo, Argentina presenta menores riesgos sociales y económicos que Trinidad y Tobago, y México.

9) La variable o factor de riesgo específico de la energía es, como Ud. explica, un indicador objetivo. ¿Por qué? ¿Cuáles son sus componentes?
En este indicador se identifican unos riesgos que se podrían distinguir del resto de riesgos socioeconómicos, en tanto son específicos de los mercados energéticos. Estos riesgos consisten fundamentalmente en factores geológicos y energéticos relacionados con la dependencia y la vulnerabilidad de los países. Las variables concretas que están incluidas son: índice de concentración de las importaciones de energía Herfindahl/Hirschman, nivel de autosuficiencia global, ratio reservas/producción para petróleo, gas natural y carbón, consumo total de energía primaria por dólar de producto interior bruto, madurez de las reservas de petróleo y gas natural; adicionalmente, como este indicador se calculó para analizar la seguridad de suministro de la UE, se añadió el índice relativo de dependencia de las importaciones geográficas de petróleo, gas, carbón y del conjunto de fuentes fósiles de energía con respecto a la UE.

Decimos que se trata de un indicador objetivo por el método de análisis que se utilizó para llegar a él. La elección inicial de variables es tarea de los investigadores, por lo que no es neutra esa selección, sin embargo, tras recopilar toda una batería de variables relacionadas con estos riesgos, es el Análisis Factorial, con sus propios algoritmos, el que discrimina y descarta variables, seleccionando las variables finales que conforman el indicador.

10) El factor de riesgo específico de la energía de la República Argentina es de 21,8, nuevamente, el tercero detrás de Trinidad y Tobago, y México. Podría explicarnos cómo llegó a este valor?
Ese valor se obtiene como resultado de realizar un Análisis Factorial con todas las variables mencionadas en la anterior respuesta. Esta técnica permite la agregación autónoma (sin intervención del investigador) de diferentes variables en un único indicador, en este caso, el de riesgo específico de la energía. Esto quiere decir que llegamos a esa cifra como resultado de la agregación ponderada de todas esas variables para cada uno de los países, en función de la correlación que existe entre las variables. La complejidad de la técnica y la cantidad de variables empleadas permite la construcción de indicadores compuestos y, en este caso, nos permite decir que la Argentina tiene un ligero mayor riesgo específicamente energético que México y Trinidad y Tobago. Sin embargo, como es resultado de una combinación de múltiples variables, la interpretación es complicada si se quiere descender a nivel desagregado, por variable. No obstante, podría destacar que uno de los factores que explica la posición de Argentina es que sus fuentes de importación de petróleo y gas natural están más concentradas que las de Trinidad y Tobago, la madurez de los descubrimientos de gas natural es superior en el caso de Argentina, mientras el autoabastecimiento global es superior en el caso de México y Trinidad y Tobago.

11) El factor de riesgo específico de la energía de la Argentina es tres veces menor que el de España, dos veces más chico que el de Alemania, casi idéntico al brasilero pero casi cinco veces menor que el chileno. Podría explicarnos sucintamente por qué.
Como se habrá podido observar, hay una multiplicidad de variables detrás de cada dato, y por lo tanto, múltiples causas que explican esos resultados. En general, esa posición ventajosa de la Argentina se explica por la dotación de recursos, que permite desarrollar una producción propia y tener un menor nivel de dependencia del exterior, la perspectiva de agotamiento de las reservas del país y la concentración de las fuentes de importación.

12) ¿Cree que este factor para la Argentina pudo haberse visto beneficiado o perjudicado ante la recuperación por parte del Estado del control de YPF, la principal empresa energética del país?
El IRES se calculó con anterioridad a este hecho, por lo tanto, no está cuantificado este efecto. Por otro lado, para tener una imagen de conjunto, no debemos ceñirnos al componente intrínsecamente energético, ya que las dimensiones económica, social y política están interrelacionadas y también deberían ser consideradas. Personalmente, puedo suponer que tras la expropiación y nacionalización de YPF mejorará el factor de riesgo específico de energía, sin embargo, empeorará el factor político del riesgo, ya que incluye variables relacionadas con la seguridad jurídica y la calidad institucional de los países, como el Ease of Doing Business Rank, Index of Objective Indicators of Good Governance, y el Institutional Quality Index. El marco regulatorio es decisivo para la atracción de la inversión exterior. Por ello, creo que hay que ser prudentes y esperar a observar los efectos netos de esta operación sobre el sector energético y la economía de Argentina en el medio y largo plazo.

13) En función del IRES, el factor de riesgo energético, ¿qué opinión le merece la política energética argentina?
A la vista del crecimiento económico del país y de la demanda de energía en los últimos años, y en contexto de fuerte politización del sector, creo que Argentina se encuentra frente a un reto importante: garantizar el suministro suficiente y constante tanto para consumo industrial como doméstico a largo plazo, combinando el intervencionismo con la racionalidad económica. La posición de la Argentina con respecto a su nivel de riesgo energético de origen socioeconómico es buena en términos relativos, sin embargo, existe margen para mejorar su situación, y esto debe venir de la mano de una política energética que conjugue los intereses sociales con los económicos del país. Estoy de acuerdo con la estrategia de reducir la dependencia de las importaciones, siempre y cuando no genere mayores costes sociales, y siempre bajo el paraguas del Estado de Derecho y la preservación de la seguridad jurídica. Esto no se ha cumplido. Además, hay que tener presente que alcanzar la independencia energética no siempre es viable ni deseable. Creo que convendría desmitificar este extremo.

14) ¿Cree Ud. que hay crisis energética en la Argentina?
Bajo mi concepción del término, no se puede hablar de crisis energética en la Argentina. En este tipo de casos, sí se podría hablar de algunas ineficiencias, desequilibrios o problemas, pero no de crisis.

15) ¿Qué políticas energéticas de la Argentina cambiaría y por qué?
Creo que una reducción de la politización del sector es más que necesaria. El excesivo intervencionismo es uno de los elementos que cambiaría. Por ejemplo, la regulación de los precios aplicada desde 2003 es un claro incentivo al consumo y desincentivo a la inversión (aunque recientemente he leído que se va a producir un cambio en esta política). Además convendría mitigar la fragmentación de competencias y la falta de transparencia en el sector. Las líneas estratégicas de la política energética se deben apoyar de forma decidida en: 1) las inversiones para el desarrollo de tecnologías e infraestructuras energéticas (sobre todo de cara a la explotación de los yacimientos de hidrocarburos no convencionales, pero también de los convencionales); 2) la diversificación de fuentes energéticas (existe una alta utilización del gas para la generación eléctrica) y de proveedores, particularmente en el caso del gas (aunque la dependencia de las importaciones de gas natural es apenas de un 20%, el 90% de esa dependencia se concentra en tres suministradores); y 3) la mayor eficiencia y el ahorro energético, con el objeto de reducir la tendencia al alza de la demanda. Esto debe venir acompañado de una mejora de las condiciones macroeconómicas del país y la estabilidad y credibilidad de su marco regulatorio y la seguridad jurídica en el país.

16) Ustedes culminaron su propuesta metodológica en 2008. ¿Por qué afirman que "la disponibilidad de datos más recientes no debería cambiar radicalmente los valores de los factores parciales de riesgo energético ni los del IRES? ¿Cuándo sería oportuno proceder a actualizar el IRES?
En la construcción del índice se ha aplicado un enfoque predominantemente de largo plazo, orientado hacia las causas estructurales de los riesgos del abastecimiento. Además, se utilizaron variables con una cobertura temporal de una década para captar la esencia estructural del riesgo de cada país. No obstante, ciertos eventos (como un giro importante en las políticas energéticas de un país, un golpe de Estado, revueltas -como las acontecidas a raíz de la Primavera Árabe-, etc.) sí influirían en los niveles de riesgo de forma significativa, e implicarían la necesidad de actualizar el IRES. Por ello, sería aconsejable proceder a una actualización del índice cada lustro o (máximo) cada década (esto dependerá de si se han producido cambios rupturistas o no).