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| Artículos de opinión

La Argentina en el Índice de Riesgo Energético de origen Socioeconómico (I)

Autor | Beatriz Muñoz Delgado


Conflictos de Interes
La autora no manifiesta conflictos de interés


Palabras Claves
Argentina, crisis energética, importaciones, índice de riesgo energético, IRES, seguridad energética



22-05-2014 | El Índice de Riesgo Energético de origen Socioeconómico (IRES) surge del trabajo del Grupo de Investigación en Economía Política Internacional de la Universidad Nacional de Educación a Distancia (UNED) en el marco del proyecto REACCESS (Risk of Energy Availability: Common Corridors for Europe Supply Security), financiado por el Séptimo Programa Marco de Investigación y Desarrollo Tecnológico de la Comisión Europea. A continuación y como primera parte, el IRES aplicado a la República Argentina.


El IRES estima el riesgo energético global de origen socioeconómico para un país, como la combinación de cuatro componentes que se corresponden con cuatro grupos de factores de riesgo: 1) económico (demanda interna de energía, ingresos de la energía, inversiones, competencia); 2) político (riesgo país, pertenencia a la OPEP, titularidad de las empresas energéticas del país, reputación energética, indicadores de democracia, calidad institucional, seguridad jurídica, violencia política); 3) social (proximidad cultural, equidad social, conflicto social, conflicto laboral); y 4) específico del sector energético (reservas energéticas, concentración y dependencia de las importaciones de energía). La selección de las variables críticas para cada vector se basaba en dos principios fundamentales, su relevancia teórica y la calidad de los datos disponibles. Finalmente, mediante el Análisis Factorial (la técnica estadística multivariante utilizada para construir el índice) fueron las correlaciones entre las variables las que determinaron la selección definitiva, que consistió en 62 variables englobadas en el índice compuesto IRES.

Introducción al IRES y el caso de la Argentina
Como puede observarse en el mapa mundial que representa los valores del Índice de Riesgo Energético de origen Socioeconómico (IRES), el nivel de menor riesgo energético se encuentra en los países de la OCDE. Los países más seguros son los que presentan un nivel alto de desarrollo político, social y económico y que, a la vez, poseen recursos energéticos, como Noruega, EE.UU. y Dinamarca (IRES 5,4; 10,9; y 11,1, respectivamente).



En contraposición, el mayor nivel de riesgo se concentra en África, particularmente en África subsahariana, donde confluyen altos niveles de riesgos parciales de todos los órdenes: económico, político, social y, en muchos casos, también específicamente energético.

El país con mayor nivel de riesgo es Afganistán (IRES 79,4), principalmente debido a la larga situación de inestabilidad y violencia y, en definitiva, su situación como estado fallido, que afecta a todas las facetas de la vida del país.

Del total de 158 países para los cuales se calculó el IRES, Argentina ocupa la posición 32º (IRES 36,8). Esto significa que está en el primer cuartil de los países con menor riesgo energético de origen socioeconómico, de lo cual se deduce que se trata de un país moderadamente seguro.

En cuanto a los principales países productores de hidrocarburos, como cabría esperar, tienen unos niveles bajos de riesgo intrínsecamente energético; sin embargo, tienden a expresar altos riesgos de origen político y social y, en algunos casos también económicos. En las economías emergentes, el factor de riesgo de origen económico es el más alto debido a su elevado crecimiento económico y poblacional.

La Argentina en el IRES
Si descomponemos los resultados del IRES para la Argentina en sus riesgos parciales, podemos observar que el riesgo intrínsecamente energético es el menor, y esto se explica fundamentalmente por la dotación de recursos, que permite desarrollar una producción propia y tener un bajo nivel de dependencia del exterior (en 2012, 13,6%).



Aunque la perspectiva de agotamiento de las reservas de hidrocarburos convencionales del país es relativamente corta (en torno a 10 años), los recursos no convencionales, la diversificación de fuentes y las políticas energéticas serán la clave para mejorar este indicador. Habría que hacer especial énfasis en la mejora de los indicadores parciales de riesgo económico y político, que juntos explican dos terceras partes del riesgo global del país.

Por un lado, surge la necesidad de mejorar las condiciones macroeconómicas y seguir la senda del cambio en la política de subsidios y control de precios del país, ya que es un claro incentivo al consumo de energía y desincentivo a la inversión en el sector. Por otro lado, sería más que recomendable mejorar los indicadores relativos a la calidad institucional y del marco regulatorio, y garantizar la seguridad jurídica. La mejora en las dimensiones económica y política conllevará un progreso en la faceta social.