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| Artículos de opinión

Si los que escriben para Mitre fueran administración, le pagarían todo a los Buitres

Autor | Belen Ennis


Conflictos de Interes
La Nación. Nota de Prensa. (06/04/2015). "La herencia para 2016: deudas por US$ 25 millones". http://www.lanacion.com.ar/1781965-la-herencia-para-2016-deudas-por-us-25000-millones Geertz, Clifford, La interpretación de las culturas. Buenos Aires, Gedisa, 1992, p. 20


Palabras Claves
ajuste, atentados desinformativos, buitres, deuda externa, diario La Nación, economía, etimología, Federico Bernal, Jorge Oviedo, neoliberalismo, terrorismo comunicacional



14-04-2015 | Los Fondos Buitres no son otra cosa que grupos económicos especulativos que compran a precio de remate los bonos de deuda de países o empresas en quiebra y luego reclaman, avalados por la "Justicia", el ciento por ciento de los intereses de sus títulos. Parece ser que algunos periodistas olvidan esta condición de chupadores de sangre a nivel internacional cuando deciden llamarlos graciosamente "holdouts".


Como es bien sabido, la puja política y legal con los Buitres se profundizó después del proceso de re-estructuración llevado adelante en dos tramos (2005 y 2010), en donde se normalizó la mayor parte de la deuda en default (adhiriendo al 97% de los acreedores) pero en donde quedaron por fuera de la negociación un mínimo porcentaje de fondos especulativos. Desde ese momento éstos se han negado a cooperar reclamando que se les paguen sumas irrisorias de dinero a pesar que desde el Ministerio de Economía siempre se ha remarcado que la Argentina quiere pagarle al 100% de los bonistas, pero en condiciones justas, legales, equitativas y sostenibles.

Como si fuera poco, y para no perder la costumbre, basta con abrir algún periódico de los grandes multimedios para darse cuenta cómo los operadores mediáticos locales avalan el pedido de los Buitres y tiemblan ante la orden de desacato que imparte desde el Norte un juez municipal.

Jorge Oviedo contraataca
En otro atentado desinformativo más, sírvase el lector de la nota de Jorge Oviedo, periodista de La Nación, titulada "La herencia para 2016: deudas por US$ 25.000 millones". El título no es casual y esconde una profunda y vil mentira. El lector desprevenido bien podría llegar a horrorizarse con tal noticia, puesto que se le está comunicando que el Gobierno Nacional, durante estos 12 años de gestión, llegó a contraer una deuda externa exorbitante de miles de millones de dólares. Una deuda que tendrán que pagar sus hijos y sus nietos.



Lo cierto es que cuando uno lee el contenido de la nota no existe ninguna referencia a un compromiso contraído por la actual gestión sino más bien a la disputa que todavía queda pendiente con los Fondos Buitres. En este sentido, Jorge Oviedo escribe "desde las instancias más altas del poder se ha dicho muchísimas veces que el problema de la deuda externa estaba solucionado.

"Cuanto más tarde el ajuste, más difícil será encauzar la economía"
Pero Cristina Kirchner termina su segundo mandato sin haber podido solucionar el conflicto con los holdouts y con vencimientos en 2016 que podrían ascender a 25.000 millones de dólares, que deberá afrontar el próximo gobierno". El uso del condicional ya es costumbre: los vencimientos "podrían" llegar a ascender a la cifra de 25 mil millones de dólares. Pero además, Oviedo continúa su argumentación agregando que "de acuerdo con los relevamientos privados, el próximo gobierno deberá conseguir US$ 25.000 millones para cancelar pagos o un monto equivalente en refinanciaciones". Nos preguntamos, ¿cuáles son esos relevamientos privados? En primer lugar, el periodista de La Nación cita en sus argumentaciones a Javier Milei, economista del Instituto Torcuato Di Tella, periodista de Infobae y de La Nación que en su blog personal posteó recientemente una nota titulada "Cuanto más tarde el ajuste, más difícil será encauzar la economía". En segundo lugar, a Jorge Todesca, ex Ministro de Economía de Eduardo Duhalde y actual presidente de la consultora Finsoport. Finalmente, en tercer lugar, a Nadin Argañaraz, actual Presidente del Instituto Argentino de Análisis Fiscal (IARAF), investigador, ex director y ex presidente del Instituto de Estudios sobre la Realidad Argentina y Latinoamericana (IERAL) de la Fundación Mediterránea y consultor del Ministerio de Economía y Obras y Servicios Públicos de la Nación en los 90.

"Etimología Económica"
Estas pocas estimaciones, de clara orientación conservadora, le sirven a Jorge Oviedo para pronosticar una catástrofe y finalizar su nota asegurando que "la herencia estará muy lejos de ser la de un país con su deuda arreglada. Más de doce años de gestión no le habrán alcanzado al kirchnerismo y su continuación, el cristinismo, para salir completamente del default con el que comenzaron al llegar a la Casa Rosada, en mayo de 2003". O sea, la re-estructuración de la deuda y la disminución de la misma en términos per cápita forman parte del "relato K". Resulta llamativo que la palabra utilizada sea "herencia" ya que según la RAE su etimología responde al latín "haer?re" que significa "estar adherido" y si hay algo que podemos asegurar es que esta deuda con los Fondos Buitres no está adherida al Kirchnerismo simplemente porque no fue este gobierno quien la contrajo. Otra vez, el uso de las palabras no es casual (ver de Federico Bernal "Etimología Económica (propuesta de nueva especialidad)" http://www.oetec.org/nota.php?id=1118&area=14). Cabe, a propósito, hacer una pequeña reflexión.

La comunicación y la cultura forman parte de la dimensión de lo humano y, por tanto, son conceptos estrechamente vinculados entre sí. Resulta impensable, a lo largo de la historia de la humanidad, una cultura in-comunicativa. Desde gestos, dibujos, sonidos o lenguajes complejos, los hombres han tenido la necesidad -como seres gregarios- de comunicarse entre ellos. De acuerdo con su etimología latina "comunicar" quiere decir poner en común, compartir. Este poner en común constituye lo propio de la vida social y la condición humana. Pero, al mismo tiempo, ese código de entendimiento básico se vuelve inseparable del contexto cultural en el cual se desarrolla. El lenguaje, como producto social, es inconcebible sin una cultura particular que se encargue de darle forma y contenido. En la actualidad, las ciencias sociales acuerdan en que lo cultural constituye una de las tantas dimensiones de lo social, es decir, de la totalidad de las relaciones sociales. No hay análisis de la sociedad sin análisis de los entramados culturales. El antropólogo Clifford Geertz cree que "el hombre es un animal inserto en tramas de significación que él mismo ha tejido" y considera que "la cultura es esa urdimbre y que el análisis de la cultura ha de ser por lo tanto, no una ciencia experimental en busca de leyes, sino una ciencia interpretativa en busca de significaciones". Entonces, cualquier dimensión de lo social que implique el análisis cultural debe tener en cuenta la trama de sentidos, subjetividades e intenciones latentes y/o manifiestas que los actores le otorgan a sus acciones. De esta manera, la acción comunicativa, en tanto parte de la realidad socio-cultural, debe ser comprendida en sus dimensiones simbólicas. Detrás de cada palabra, imagen o sonido existe una intencionalidad que debe ser revelada para poder comprender la finalidad de la comunicación.

Oviedo y el Laboratorio de Terrorismo Comunicacional del OETEC
Pero, ¿qué pasa cuando comunicar no significa poner "en común" y mucho menos "compartir"?; ¿qué pasa cuando detrás de los mensajes se esconden actos de violencia simbólica y cuando los entramados del poder llegan a la manipulación comunicativa?; ¿cómo definir comunicadores cuya intencionalidad es mantenida oculta? Precisamente, la tarea de los grandes medios de comunicación se basa en travestir los mensajes, en cargarlos de sentidos latentes, en simplificarlos al máximo para poder escapar al tratamiento profundo de los temas. Es en este marco que se encuentra la nota de Jorge Oviedo aquí analizada y es por artículos de esta índole que desde el "Laboratorio de Terrorismo Comunicacional" del OETEC nos propusimos hace un tiempo echar luz sobre los atentados des-informativos cometidos por lobbistas que, escondidos detrás de sus escritorios y disfrazados de periodistas independientes, se encargan de manipular los mensajes con el triste objetivo de provocar el caos social, contribuir a la desestabilización institucional, sembrar la semilla del desánimo y someter a la Nación.