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Las lecciones que el Energiewende deja al Plan RenovAr del macrismo

Autor | OETEC-ID


Palabras Claves
Alemania, cambio climático, carbón, dióxido de carbono, energía eólica, energía solar, Energiewende, excedente, fundamentalismo ambiental, industria, New York Times, renovables, RenovAr, subsidios



08-08-2016 | La potencia europea no ha podido reducir sus emisiones de CO2 a pesar de su ambicioso programa en energías eólica y solar. De hecho, las metas de reducción de dióxido de carbono comprometidas por el gobierno germano parecen haberse topado con una fortísima negativa de parte la industria del carbón, el empresariado en general y los sindicatos, quienes sostienen que reducir las emisiones impactará negativamente en el empleo y dañarán la industria. Y aquí no terminan los problemas para el programa Energiewende. Sucede que el gobierno germano modificó la política de subsidios dirigida a dicho programa. El cambio implica una drástica reducción, pues sucede que cuando sopla mucho viento y calienta mucho el sol, el sobrante de energía eléctrica genera un enorme desbalance en las redes, perjudicando a todo el sistema. Cabe señalar que en Alemania el 30% de la matriz secundaria es provista por energías renovables. Lecciones para el macrismo, su fundamentalismo ambiental y su meta del 20% de energías renovables en la generación eléctrica al 2025.


A mediados de julio, el New York Times informó que "Alemania, líder europea en energías renovables, parece estar dudando de su ambicioso esfuerzo por elevar el uso de dichas fuentes en la generación de energía. Con la esperanza de reducir la velocidad de la explosión de las nuevas energías renovables dentro de la red, el país eliminó el subsidio abierto para la energía solar y eólica y puso un límite a la capacidad renovable adicional".

Vinculado a ello, se supo de la misma fuente que "Alemania también podría retroceder en su iniciativa de poner fin a la generación a carbón, que todavía representa más del 40% de su electricidad, según dio a conocer un informe filtrado por el Ministerio de Medioambiente del referido país. En lugar de ello, el gobierno pagará miles de millones para mantener los generadores de carbón funcionando como reserva, a fin de proporcionar energía de emergencia en momentos en que el viento no sople o el sol no brille".

Y a todo esto, dos problemas más. El primero, el del excedente renovable. En efecto, "las energías renovables también se han topado con un obstáculo más allá de Alemania. Dichas fuentes están produciendo un exceso de oferta en materia de energía temporal… expulsando a otras vertientes energéticas que aún son necesarias para mantener un suministro estable de energía…" (New York Times - 20/07/2016). Es decir, debido a que las plantas fósiles no pueden disminuir tan fácilmente la generación para responder a un exceso de oferta en la red, en los días soleados y ventosos a veces hay tanta generación en el sistema que deben ir a pérdida, en otras palabras, los operadores de las plantas más grandes -la mayoría de las cuales funcionan a carbón o a gas natural- tienen que pagarles a sus clientes para que consuman energía. Esta situación tuvo lugar recientemente en Texas y California.

Y el segundo problema, la oposición sindical y empresarial a una reducción masiva en la emisión de CO2. Efectivamente, el Plan Nacional de Acción Contra el Cambio Climático 2050 del gobierno alemán establece la forma en que debe alejarse de los combustibles fósiles a fin de lograr reducir las emisiones de CO2 hasta en un 95% a mediados de siglo, en comparación con los niveles de 1990. Las propuestas originales se toparon con una fuerte oposición por parte de los sindicatos, las regiones productoras de carbón y los grupos empresarios, que advirtieron sobre la pérdida de puestos de trabajo y el grave daño que podría producirse a la industria.

Como consecuencia de las problemáticas antedichas y según informó recientemente la agencia especializada de noticias MIT Technology Review, "se espera que el Parlamento alemán elimine pronto el subsidio para la energía renovable establecido por el gobierno, conocido como retroalimentación en la tarifa, que ha impulsado en gran medida el crecimiento de la energía eólica y solar. En lugar de subsidiar la electricidad producida por dichas fuentes, el gobierno pondrá en marcha un sistema de subasta. Los productores de energía harán una oferta para la construcción de proyectos de energía renovable hasta un nivel de capacidad establecido por el gobierno, y los precios resultantes pagados por la potencia de esas plantas serán fijados por el mercado, y no por un mandato gubernamental. El sistema de subasta está diseñado para reducir la tasa de nuevas adiciones de energía renovable e impedir que en Alemania se produzca un exceso de energía. Una manera fácil de resolver el problema de exceso de oferta sería cerrar las plantas que queman carbón y producen energía por demás. Sin embargo, para compensar los períodos en que el viento y la energía solar no están disponibles no sólo se utilizan plantas a carbón, además éstas son altamente lucrativas y por lo tanto políticamente difíciles de apagar. Debido a que la legislación alemana requiere que exista un porcentaje de renovables para adicionar por primera vez a la red eléctrica, cuando Alemania exporta el exceso de electricidad hacia sus vecinos europeos se trata principalmente de energía proveniente de las centrales a carbón. Incluso, el otoño pasado, la filial alemana del gigante de la energía sueca Vattenfall puso en marcha una central térmica a carbón de 1.600 megawatt que había sido construida durante ocho años, desafiando la oposición de los políticos, las organizaciones ecologistas y los ciudadanos que esperan la eliminación de estas plantas".

En Alemania, donde las renovables eólica y solar se proponen para sustituir a la energía nuclear, las emisiones de carbono están aumentando y los alemanes pagan las tarifas eléctricas más caras de Europa. El caso de Alemania es emblemático para todos aquellos países que estén intentando imitarla, especialmente los que pretenden una incorporación masiva de energías eólica y solar a la red, en detrimento de las fuentes alternativas nuclear e hidráulica.

La política energética de Mauricio Macri está en manos del fundamentalismo ambiental y su meta del 20% de energías renovables en la generación eléctrica al 2025. El encarecimiento de la electricidad y su tarifazo se explica en parte para poder acompañar el subsidio de 1.700 millones de dólares que la primera etapa del RenovAr significa. En nombre del dióxido de carbono y la lucha contra el cambio climático, la Argentina encarecerá su energía, desindustrializará su economía y edificará un sistema eléctrico más inestable, inseguro e ineficiente (por su mayor dependencia del clima).



Bibliografia
Technology Reviews
https://www.technologyreview.com/s/601514/germany-runs-up-against-the-limits-of-renewables/

New York Times
http://www.nytimes.com/2016/07/20/business/energy-environment/how-renewable-energy-is-blowing-climate-change-efforts-off-course.html

Reuters (29/06/2016). Germany waters down climate protection plan http://www.reuters.com/article/us-germany-environment-idUSKCN0ZF1MM