Cristina Alejandra Paredes Navarro
Periodista – comunicadora social – locutora nacional y archivóloga
Tallerista en temas relacionados a la...
"Ing. Enrique Martín Hermitte"
Soberanía y Seguridad Jurídica Popular
La Constelación de la Cruz del Sur o Crucero Austral
es la más pequeña en extensión de las 88 que
componen el catálogo de constelaciones existentes
(elaborado cuando no por occidental y septentrional
organización, la Unión Astronómica Internacional,
fundada en 1919 y con sede en París). ¿A quién
podría, no ya conmover sino apenas importar, una
constelación tan minúscula de solo 4 estrellas
perceptibles, a la postre de tan distinguido ranking
e imperceptible desde Europa? Pero sucede que su
ubicación al final del listado -otra pésima
ubicación entre innumerables de pésimas ubicaciones
más a las que especialistas conservadores de
Occidente nos tienen acostumbrados- es tan injusta
como arbitraria.
La Cruz del Sur es en realidad una de las más ricas
y hermosas constelaciones, repleta de estrellas y
dueña del cúmulo (asociación OB) más brillante y
masivo de la galaxia conocido a la fecha. La energía
que emana de esa zona interestelar es de las más
potentes jamás descubiertas. Reclasificarla es
perentorio y nuestra obligación, mas no prosperaremos
por una vía netamente científica y técnica.
Demostrar su verdadera riqueza es tarea de estas
latitudes, de observadores de estas latitudes, pero
no de cualquiera. Nuestro observador deberá, ante
todo, portar la curiosidad por lo propio, la
transgresión de no limitarse a calificaciones ni
clasificaciones foráneas de lo autóctono, prepararse
para desafiar poderosas fuerzas dominantes, obrar
con independencia de perspectivas y caminos,
ostentar la pasión por repensarse, redescubrirse e
reinventarse desde su terruño y para su terruño.
Quien así actúe verá entonces que, al apartar la
mirada de las "imponentes" constelaciones parisinas,
londinenses y neoyorquinas, la diminuta Cruz deviene
en inmenso emblema, Norte de nuestra cultura y
tradición. ¡Vamos! ¡Observémosla con detenimiento!
Adaptemos la retina a la sublime bóveda celeste de
la América del Sur y coloquemos la mirada en el eje
mismo del Crucero Austral. Luego, ajustemos la
potencia de la lente a los anhelos de emancipación y
bizarría de que somos capaces los argentinos y
argentinas: ¿están viendo? ¡Sí, así es! En su
interior se alojan las más sublimes maravillas
siderales, bien nuestras, bien reales. Aparece el
cúmulo estelar abierto "El Joyero" y su diversidad
de colores, uno de los más hermosos del cielo;
aparece la nebulosa "Saco de carbón", una de las más
oscuras y densas encontradas, así como la nebulosa
del "Pez de Dragón", poseedora del cúmulo estelar
más masivo y potente -energéticamente hablando- de
la Vía Láctea.
La riqueza y belleza de la Cruz fascinarán al
revolucionado observador revolucionario; le aportará
confianza y le traerá sosiego. El fulgurante
chasquido de conciencia lo llevará a levantar la
mirada del cielo para depositarla en la tierra. Y de
la tierra a la búsqueda y reivindicación de la
propia tradición y cultura. Descubrirá el rol
capital que la constelación sureña tuvo para las
antiguas civilizaciones sudamericanas, para
Magallanes y Américo Vespuccio. Es que al Crucero
Austral, como a nuestra América Profunda, los
suramericanos aún les debemos redescubrirlos y
repensarlos, para así obrar con independencia de
programas y tareas, con soluciones nuestras a
prioridades fijadas por nosotros mismos. A los
suramericanos, a los argentinos, nos han calificado
y clasificado como diminutos, nimios, reducidos al
unísono en cartografías estelar y terrestre por
igual. Pero la realidad es bien diferente. No es que
seamos pobres sino que nos han empobrecido. No es
que seamos congénitamente subdesarrollados sino que
han bloqueado, con imprescindible ayuda de locales,
nuestro desarrollo. Y la buena noticia es que nuestra
riqueza sigue intacta, oculta a los ojos sometidos,
pero intacta al fin, como las reliquias de nuestra
Cruz del Sur. Basta dejar de encandilarse por las
luces foráneas y depender de la propia energía, de
las propias capacidades e inteligencia para comenzar
a analizar y comprender el universo, el mundo, la
región, la Nación y su pueblo con ojos y neuronas
propias. Sabían más de nuestro cielo nuestros
antepasados que nosotros; ¡y no necesitaban conocer
cielos extraños para elaborar sus leyes, erigir sus
templos, concebir su cultura ni planificar sus
políticas!
Se impone un cambio porque el cambio de época se
impone. Es época de dejar de "creer" para "ser".
Patear preconceptos, mapas, rankings foráneos y
tableros. En un ranking de constelaciones contrario
al impuesto por los expertos y especialistas
astrónomos de París - semejantes a quienes en
economía y en energía se empeñan en vaticinarnos
inmersos en horrendas catástrofes, crisis
interminables e irreversibles- una constelación de
sólo 4 estrellas visibles pero portadora de tanta
majestuosidad, diversidad y energía debería figurar
al frente de cualquier listado. Pero la
reclasificación de la Cruz del Sur depende de
nosotros y sólo de nosotros. La energía
incandescente del pueblo argentino y latinoamericano,
pacífico, inteligente, patriota y revolucionario,
brillará como nunca con su reivindicación. En esto
andamos quienes formamos parte de este Observatorio.
Periodista – comunicadora social – locutora nacional y archivóloga
Tallerista en temas relacionados a la...
Licenciada en Economía de la Universidad Nacional de La Plata (UNLP). Por tres años trabajo en el sector privado como...