ÁREAS de
INVESTIGACIÓN

La Constelación de la Cruz del Sur o Crucero Austral es la más pequeña en extensión de las 88 que componen el catálogo de constelaciones existentes (elaborado cuando no por occidental y septentrional organización, la Unión Astronómica Internacional, fundada en 1919 y con sede en París). ¿A quién podría, no ya conmover sino apenas importar, una constelación tan minúscula de solo 4 estrellas perceptibles, a la postre de tan distinguido ranking e imperceptible desde Europa? Pero sucede que su ubicación al final del listado -otra pésima ubicación entre innumerables de pésimas ubicaciones más a las que especialistas conservadores de Occidente nos tienen acostumbrados- es tan injusta como arbitraria.

La Cruz del Sur es en realidad una de las más ricas y hermosas constelaciones, repleta de estrellas y dueña del cúmulo (asociación OB) más brillante y masivo de la galaxia conocido a la fecha. La energía que emana de esa zona interestelar es de las más potentes jamás descubiertas. Reclasificarla es perentorio y nuestra obligación, mas no prosperaremos por una vía netamente científica y técnica. Demostrar su verdadera riqueza es tarea de estas latitudes, de observadores de estas latitudes, pero no de cualquiera. Nuestro observador deberá, ante todo, portar la curiosidad por lo propio, la transgresión de no limitarse a calificaciones ni clasificaciones foráneas de lo autóctono, prepararse para desafiar poderosas fuerzas dominantes, obrar con independencia de perspectivas y caminos, ostentar la pasión por repensarse, redescubrirse e reinventarse desde su terruño y para su terruño. Quien así actúe verá entonces que, al apartar la mirada de las "imponentes" constelaciones parisinas, londinenses y neoyorquinas, la diminuta Cruz deviene en inmenso emblema, Norte de nuestra cultura y tradición. ¡Vamos! ¡Observémosla con detenimiento! Adaptemos la retina a la sublime bóveda celeste de la América del Sur y coloquemos la mirada en el eje mismo del Crucero Austral. Luego, ajustemos la potencia de la lente a los anhelos de emancipación y bizarría de que somos capaces los argentinos y argentinas: ¿están viendo? ¡Sí, así es! En su interior se alojan las más sublimes maravillas siderales, bien nuestras, bien reales. Aparece el cúmulo estelar abierto "El Joyero" y su diversidad de colores, uno de los más hermosos del cielo; aparece la nebulosa "Saco de carbón", una de las más oscuras y densas encontradas, así como la nebulosa del "Pez de Dragón", poseedora del cúmulo estelar más masivo y potente -energéticamente hablando- de la Vía Láctea.

La riqueza y belleza de la Cruz fascinarán al revolucionado observador revolucionario; le aportará confianza y le traerá sosiego. El fulgurante chasquido de conciencia lo llevará a levantar la mirada del cielo para depositarla en la tierra. Y de la tierra a la búsqueda y reivindicación de la propia tradición y cultura. Descubrirá el rol capital que la constelación sureña tuvo para las antiguas civilizaciones sudamericanas, para Magallanes y Américo Vespuccio. Es que al Crucero Austral, como a nuestra América Profunda, los suramericanos aún les debemos redescubrirlos y repensarlos, para así obrar con independencia de programas y tareas, con soluciones nuestras a prioridades fijadas por nosotros mismos. A los suramericanos, a los argentinos, nos han calificado y clasificado como diminutos, nimios, reducidos al unísono en cartografías estelar y terrestre por igual. Pero la realidad es bien diferente. No es que seamos pobres sino que nos han empobrecido. No es que seamos congénitamente subdesarrollados sino que han bloqueado, con imprescindible ayuda de locales, nuestro desarrollo. Y la buena noticia es que nuestra riqueza sigue intacta, oculta a los ojos sometidos, pero intacta al fin, como las reliquias de nuestra Cruz del Sur. Basta dejar de encandilarse por las luces foráneas y depender de la propia energía, de las propias capacidades e inteligencia para comenzar a analizar y comprender el universo, el mundo, la región, la Nación y su pueblo con ojos y neuronas propias. Sabían más de nuestro cielo nuestros antepasados que nosotros; ¡y no necesitaban conocer cielos extraños para elaborar sus leyes, erigir sus templos, concebir su cultura ni planificar sus políticas!

Se impone un cambio porque el cambio de época se impone. Es época de dejar de "creer" para "ser". Patear preconceptos, mapas, rankings foráneos y tableros. En un ranking de constelaciones contrario al impuesto por los expertos y especialistas astrónomos de París - semejantes a quienes en economía y en energía se empeñan en vaticinarnos inmersos en horrendas catástrofes, crisis interminables e irreversibles- una constelación de sólo 4 estrellas visibles pero portadora de tanta majestuosidad, diversidad y energía debería figurar al frente de cualquier listado. Pero la reclasificación de la Cruz del Sur depende de nosotros y sólo de nosotros. La energía incandescente del pueblo argentino y latinoamericano, pacífico, inteligente, patriota y revolucionario, brillará como nunca con su reivindicación. En esto andamos quienes formamos parte de este Observatorio.

Autoridades


Razón de ser del Observatorio


El plan energético encarado por el General Perón a mediados del siglo pasado fue el hito energético más importante desde 1810, o si se prefiere, desde el descubrimiento estatal de petróleo en Comodoro Rivadavia, el 13 de diciembre de 1907. Su gobierno se propuso forjar la primera gran experiencia capitalista autónoma de nuestra historia, en un marco de justicia social. La soberanía energética, a través de la provisión segura, autosuficiente y barata de combustibles y electricidad, era pilar obligado. Pero el golpe del 55 acabó con todo y reinstauró el modelo agro-exportador. Volvía la Argentina satélite y atrasada. Desde entonces, no se han verificado más y mejores avances para el sector energético nacional que los registrados del 2003 a esta parte, justamente en función de un modelo de modernización económica, industrialización y justicia social. No es casualidad, por tanto, que el neoliberalismo elija la cuestión energética como uno de sus principales caballitos de batalla. Sus voceros tergiversan información y faltan a la verdad, planteando falsas disyuntivas y cataclismos imaginarios. Sus argumentos, los típicos de las grandes zonceras que posibilitaron el remate del patrimonio público entre 1976 y 2003, se disparan sin cesar a la opinión pública y con inusitada virulencia. Para sostener la falacia, omiten lo sucedido durante los ochenta, noventa, 2000, 2001 y 2002. Borran de un plumazo el nivel de destrucción, descentralización, privatización y extranjerización del sector energético e hidrocarburífero heredado por Néstor Kirchner. Mienten en las estadísticas y operan sin bemoles ni tapujos para actores externos e internos contrarios a una política energética autosuficiente y verdaderamente federal (la Nación por delante de los intereses particulares de las provincias). La falacia es tan superlativa, que incluso contamina a fuerzas del propio campo nacional y popular.

Contra el burdo y desenfrenado ataque del neoliberalismo energético, dirigido a minar una política energética nacional, democrática y popular; a favor de un debate y estudio neutral y responsable, un grupo multidisciplinario de especialistas técnicos y profesionales, tanto argentinos como latinoamericanos y extranjeros, hemos decidido crear el Observatorio de la Energía, la Tecnología y la Infraestructura para el Desarrollo (OETEC-ID). Nuestro esfuerzo se abocará al análisis de las referidas temáticas, tanto desde el plano técnico, como político y discursivo.

Queremos y proponemos debatir con todas las fuerzas políticas de la República. Plantearemos críticas, actividades, proyectos y programas destinados a consolidar lo hecho, entendiendo por esto último no sólo la profundización del Plan Energético Nacional 2004-2019, sino también la completa anulación de la nefasta herencia energética neoliberal.

Sostenemos que la ciencia y la tecnología no pueden carecer de contenido político, contenido a su vez embanderado por el programa histórico nacional, democrático y popular puesto en marcha desde la mismísima Revolución de Mayo con el Plan de Operaciones.

OETEC se propone ser, y lo viene siendo desde su fundación, una usina formadora de cuadros técnicos identificados con las mejores ideas, pensamiento y accionar de los y las próceres argentinos y latinoamericanos que lucharon por una Nación soberana, civilizada y moderna.

OETEC se identifica con la consolidación de un modelo energético, productivo y tecnológico que asista al bienestar del pueblo argentino y su seguridad jurídica, la diversificación económica, la industrialización, la autosuficiencia y la potenciación de nuestras mejores capacidades como Nación, todo con eje en un Estado activo, determinante, protagónico. Nuestro lema: soberanía y seguridad jurídica popular. Nuestro padrino: Enrique Martín Hermitte, descubridor del petróleo en la República Argentina.

Identificación política


Nos caracterizamos por ser un centro de estudios y de acción en las antípodas de los think tanks conservadores. Estamos a favor de un Estado expandido, protagónico y rector, socio estratégico de la actividad privada. Estamos en contra de la anarquía de mercado y del intervencionismo mercadista. Los sectores económico, financiero, comercial, energético, minero y agrario -entre otros resortes estratégicos para un sano y progresivo desenvolvimiento nacional- no pueden estar desregulados y librados a las fuerzas de la oferta y la demanda. Aspiramos a una sociedad argentina inserta en el mundo y en la región en función de sus propios intereses, en calidad de Nación industrial, económicamente diversificada y socialmente justa. Una sociedad, asimismo, basada en el respeto por los derechos colectivos e individuales, en el respeto por la propiedad pública y privada.

Nuestra materia gris y esfuerzos están abocados a contribuir en el forjamiento y la consolidación de un aparato productivo e industrial competitivo, diversificado, moderno e internacionalizado, que priorice siempre el desarrollo continuo del mercado interno y la integración equitativa de los pueblos de América Latina.

Defendemos a ultranza nuestro derecho como argentinos y latinoamericanos a insertarnos en el comercio internacional sin imposiciones, con la libertad y la plena utilización de las herramientas económicas, políticas, culturales y científico-tecnológicas que más y mejor nos permitan un desenvolvimiento ilimitado de nuestras capacidades y fuerzas productivas.