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Energía Nuclear

| Artículos de opinión

Atucha II y la industria nacional

Autor | Ricardo De Dicco


Conflictos de Interes
El autor no manifiesta conflictos de interés


Palabras Claves
ARN, Atucha II, central nuclear, CNEA, energía nuclear, industria nacional, INVAP, metalmecánica, metalúrgica, Ministerio de Planificación, NA-SA, Plan Nuclear Argentino, tecnología



24-02-2015 | El presente artículo, publicado originalmente en el Suplemento Especial de Página/12 el 22 de febrero de 2015, tiene por objeto caracterizar brevemente la participación de la industria nacional en el proyecto de terminación de obras y puesta en macha de la Central Nuclear Atucha II.


Las obras de Atucha II se iniciaron a principios de 1982 y debían concluir en 1987, para seguir con la construcción de otras tres unidades gemelas. Lamentablemente en 1987 las obras estaban retrasadas, y por decisión política de la administración de Alfonsín se canceló la construcción de las otras tres centrales nucleares. En 1994, la administración de Menem paralizó totalmente el Proyecto, que hasta ese momento había alcanzado un 90% en las obras civiles, 50% en los montajes electromecánicos y 0% en la infraestructura complementaria. Pocos años más tarde KWU-Siemens, empresa alemana diseñadora de Atucha II, se retiró de la actividad nuclear, y con ello buena parte de su cadena de valor en Alemania. Como resultado de las demoras y luego con la paralización total, las 237 empresas argentinas que habían sido calificadas en la actividad nuclear hacia 1984 fueron desapareciendo entre 1988 y 2000 casi en su totalidad.

En el contexto del relanzamiento del Plan Nuclear Argentino en agosto de 2006 por parte del Ministerio de Planificación Federal, la Comisión Nacional de Energía Atómica (CNEA) y Nucleoeléctrica Argentina S.A. (NA-SA), fue reactivado el Proyecto Atucha II, el cual procederemos a caracterizar desglosándolo en dos grandes etapas: la de terminación de obras civiles y de montajes electromecánicos, y la de puesta en marcha.

La primera etapa se desarrolló entre diciembre de 2006 y septiembre de 2011, siendo la colocación de la tapa del recipiente de presión del reactor en junio de 2009 el hito más importante. Finalizada esta etapa el 28 de septiembre de 2011, se dio inicio a la segunda etapa, que consistió en el testeo de los 566 subsistemas que conforman esta unidad de generación nucleoeléctrica y adaptaciones post-Fukushima entre septiembre de 2011 y noviembre de 2012, en la carga de los 451 elementos combustibles entre diciembre de 2012 y febrero de 2013, en el proceso de pruebas convencionales entre marzo de 2013 y abril de 2014, en la carga de las 600 toneladas de agua pesada en mayo de 2014 y en la primera puesta a crítico del reactor el 3 de junio de 2014.

Luego de la primera criticidad del reactor, es decir, de la primera reacción nuclear controlada, se procedió al aumento gradual de la potencia instalada de Atucha II, realizando una serie de pruebas nucleares a diferentes niveles de potencia, en cumplimiento de los procedimientos exigidos por la Autoridad Regulatoria Nuclear (ARN). El 27 de junio de 2014 se logró la primera sincronización a la red eléctrica nacional y se aumentó la potencia instalada del reactor al 5%. El 3 de julio se aumentó al 30%, el 22 de julio al 50%, el 15 de septiembre al 65%, el 25 de octubre al 75%, el 21 de enero de 2015 al 90% y el 18 de febrero se alcanzó por vez primera el 100% de su potencia instalada, que corresponde a 745 MWe brutos y 692 MWe netos. En todos los aumentos de potencia se recibieron las autorizaciones pertinentes por parte de la ARN.

Esta nueva central nuclear no sólo es importante porque podrá cubrir el equivalente al 5% de la demanda nacional de energía, por diversificar la matriz de suministro eléctrico sustituyendo importaciones por 1.200 millones de metros cúbicos anuales de gas natural y por evitar la emisión a la atmósfera de 3,5 millones de toneladas anuales de dióxido de carbono producidas por centrales eléctricas que consumen combustibles fósiles, sino que particularmente es importante porque permitió la formación de una nueva generación de profesionales y técnicos calificados, recuperó las capacidades perdidas en la cadena de valor de la industria y tecnología nuclear, colaboró en el desarrollo del know how y de la nueva cadena productiva de la industria metalúrgica requeridos para otros proyectos actualmente en ejecución, tales como la extensión de vida de la Central Nuclear Embalse, el desarrollo del prototipo CAREM-25 y el Proyecto RA-10, y además preparó al sector para la ejecución de los proyectos 4ta y 5ta centrales nucleares de alta potencia. Gracias al relanzamiento del Plan Nuclear, hoy el sector cuenta con 129 empresas locales calificadas.

NA-SA, empresa pública propietaria y operadora comercial de las centrales nucleares de potencia del país, dependiente del Ministerio de Planificación Federal, fue el arquitecto-ingeniero del Proyecto Atucha II. Cabe destacar que la CNEA integró junto a NA-SA los equipos de trabajo conjuntos.

La participación de la industria nacional en el proyecto de terminación y de puesta en marcha de Atucha II fue del 88%. Veamos a continuación una breve caracterización de la misma.
- Área de licenciamiento: en las tareas correspondientes al análisis de seguridad y diseño del núcleo, soporte y capacitación participaron la CNEA, a cargo del análisis probabilístico de seguridad y en la asistencia técnica de licenciamiento; la prestigiosa empresa tecnológica INVAP Sociedad del Estado en la revisión del diseño termohidráulico del núcleo y en la asistencia en termohidráulica; mientras que la ARN se encargó de las evaluaciones, inspecciones y aplicación de los programas pertinentes. En esta área también se recibió el asesoramiento de la empresa francesa Areva y de la Universidad de Pisa, entre otros.
- Área de ingeniería de sistemas y procesos, mecánica, eléctrica e instrumentación y control y el layout: participaron la CNEA, la Universidad Nacional de San Juan y doce empresas argentinas. En esta área también se contrataron servicios profesionales de nueve empresas extranjeras y del Organismo Internacional de Energía Atómica (OIEA).
- Suministros nacionales: ENSI Sociedad del Estado proveyó las 600 toneladas de agua pesada en su planta de Arroyito, Neuquén; CONUAR y FAE fabricaron los 451 elementos combustibles (EC), los canales refrigerantes y los tubos aislantes de los EC en el Centro Atómico Ezeiza de la CNEA; Dioxitek S.A. (propiedad de la CNEA) el polvo de dióxido de uranio; INVAP proveyó 30 máquinas automáticas de soldadura, una planta de acondicionamiento de los efluentes radiactivos de la central nuclear, fabricó las herramientas y dispositivos especiales de montaje de internos y externos del reactor, brindó la prestación de servicios para la puesta en marcha convencional y la alineación del tanque del moderador respecto del recipiente de presión del reactor. Además, unas veinte empresas industriales metalúrgicas y metalmecánicas del país suministraron componentes, repuestos, herramientas especiales, equipamiento, gestión de materiales y consumibles, obras hidráulicas y brindaron servicios profesionales y de montajes electromecánicos. Mientras que seis empresas extranjeras suministraron componentes y servicios profesionales que no podían ser ofrecidos por empresas locales.
- Obras civiles y montajes: participaron más de cuarenta empresas constructoras y metalúrgicas locales en la dotación de personal, montajes mecánicos, eléctricos y electromecánicos, montajes de cañerías, servicios de ingeniería y provisión de herramientas especiales, equipos y tuberías. Otras dieciocho empresas locales participaron en obras de infraestructura adicional.
- Playa de 500 kV y línea de extra alta tensión: participaron ocho empresas locales y una extranjera.
- Servicios para la puesta en marcha: participaron la CNEA, siete empresas locales y dos extranjeras.

Para finalizar y a modo ilustrativo, la unidad II del Complejo Nuclear Watts Bar en los Estados Unidos de América, proyecto a cargo de la Autoridad del Valle de Tennessee, inició su construcción en 1973, fue interrumpida en 1985 y reactivó sus obras en paralelo con el reinicio de las obras de Atucha II en Argentina, pero la fecha esperada para su puesta en marcha se estima para diciembre de 2015. Otro caso es el de Angra 3 en Brasil, cuyas obras comenzaron en 1984 y fueron canceladas dos años más tarde, para ser reactivadas en 2007, estimándose su puesta en marcha comercial en 2018, siendo contratada la empresa francesa Areva para toda la ingeniería del proyecto. Independientemente de las características particulares de los citados proyectos, y considerando la imposibilidad de comparar los procesos, estas experiencias nos permiten contar con parámetros respecto de otras obras demoradas en el contexto internacional y valorizar lo ocurrido a nivel local en cuanto a la participación de la industria y tecnología nacional, teniendo en cuenta tanto los impactos inmediatos como las consecuencias sobre proyectos futuros.