Fuente: Ministerio de Energía, 3 de agosto de 2018. Subrayado es nuestro.

Caída en 2017

Fuente: Elaboración propia en base a datos del Ministerio de Energía, Tablas Dinámicas. Incluye el aporte del mega-yacimiento Vega Pléyade, de la pesada herencia. Adviértase la recuperación entre 2014 y 2015, sin necesidad de tarifazo.

Buena parte del porcentaje del crecimiento (4,6%) registrado entre enero y junio de 2018 obedece a la caída de 2017. Es decir, parte de un piso más bajo en la comparación utilizada respecto de los años anteriores.

Tasa de crecimiento real (corrigiendo por la caída de 2017)
En 2017, la gestión Aranguren provocó una caída anual de la producción del 0,7%. Dicha retracción fue del 0,9% al primer semestre, tal y como se aprecia del gráfico precedente.

Ahora bien, de haberse mantenido en 2017 la expansión de la tasa de crecimiento entre primeros semestres de 2015 (3,5%) y 2016 (5,1%), y que fue del 45%, se debería haber registrado un crecimiento del 7,4% en lugar de una caída del 0,9%.

Si a los nuevos volúmenes de 2017 obtenidos con esa tasa del 7,4% les aplicamos el volumen con el que efectivamente se creció este primer semestre en relación al pasado (1.003.507 miles de m3), obtenemos en lugar del celebrado crecimiento del 4,6% una fortísima desaceleración al caer al 3,6%:


Fuente: Elaboración propia en base a datos del Ministerio de Energía, Tablas Dinámicas.

Reflexiones
Este abordaje no es ningún capricho. Por el contrario, permite contextualizar realmente la variación interanual del primer semestre de 2018 respecto de la caída del 2017. Y corregir por esa caída es corregir (enmarcar) en la estafa gasífera del régimen neoliberal.

Véase una vez más la imagen del comienzo y en ella nuestro subrayado: ¿Realmente "crecimos 4,6% contra el primer semestre de 2017"? Sí, pero sólo porque se partió de un 2017 portador del peor desempeño desde 2014.

Lo anterior desemboca en la siguiente y lógica inquietud: de no haberse registrado dicha caída, sino y por el contrario haberse mantenido la expansión heredada desde 2015 -lo mínimo esperable y exigible en el marco del tarifazo y del incremento de los precios del gas en el PIST-, emerge lógica la siguiente inquietud: ¿Cómo hubiese tenido que terminar el primer semestre de 2017? Creciendo un 7,4%.

Entonces, si a esa tasa de crecimiento le aplicamos lo que efectivamente se produjo de más durante este primer semestre en términos de volumen, el resultado pasa a ser no un "crecimos 4,6% contra el primer semestre de 2017", sino un "Crecimos un 3,6%, viniendo de un 7,4% en el primer semestre de 2017". En otras palabras, una fortísima desaceleración al pasar de una expansión del 45% a una retracción del 51% en la tasa de crecimiento de la producción. (1)

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(1) Cabe agregar que este mismo razonamiento hemos aplicado tanto al análisis de YPF (ver bibliografía), como al de la producción nacional corregido por el mega-yacimiento Vega Pléyade heredado de la gestión kirchnerista.