Fuente: Twitter Oficial de Lula Da Silva (julio de 2021).

Cuando la energía se mercantiliza se pone en riesgo la vida
"Stive Daves Alves dos Santos, de 33 años, sufrió un paro cardíaco después de pasar cinco días en una UCI de un hospital de Goiânia. Tenía quemaduras en la cara, brazos y pecho", narra la periodista Millena Barbosa, al detallar que la víctima estaba internado en una Unidad de Cuidados Intensivos (UCI). Debido a la gravedad de su estado, murió.

Alves dos Santos, sufrió de intensas quemaduras mientras cocinaba con alcohol, por no tener dinero para comprar gas para cocinar. Vivía junto a su esposa en la ciudad de Goiania. Según se supo, sufrió un paro cardíaco mientras se sometía a un procedimiento de escalado.

El día del accidente fue rescatado por un equipo de bomberos y enviado, con quemaduras en brazos, rostro y pecho, al Hospital de Emergencias del Estado Gobernador Otávio Lage de Siqueira (Hugol). A la prensa local, la esposa de Stive, Chirlene Correia da Silva, de 50 años, contó que estaban atravesando dificultades económicas y llevaban unos días improvisando con alcohol para poder cocinar.

El día del accidente, dice que salió de la casa y dejó a su esposo terminando de preparar el almuerzo cuando un vecino la persiguió diciéndole que salía humo de su casa. "Cuando llegué a casa, ya todo estaba destruido, los muebles quemados, la ropa, todo. Mi esposo temblaba mucho, no podía hablar, parecía tener mucho dolor. Fue estresante", dijo la mujer.

Lula ante el dolor del pueblo
¿En qué país estamos viviendo? Se preguntó el ex mandatario brasilero en Twitter, quien fuera preso político de Jai Bolsonaro. Ahora, en esta realidad acuciante que aqueja a la ciudadanía brasilera, se pregunta por el insostenible modelo económico brasilero.

Entre los comentarios de quienes han visto y compartido increíblemente el posteo que realizó Lula hay uno que le pertenece a una mujer, quien plantea una realidad que fue la nuestra en Argentina durante 4 años -2015/2019- con la incertidumbre por el alto costo tarifario que debíamos pagar en los servicios públicos básico, irremplazables y esenciales.

Se llama Cyda Souza y escribió: "Estos días hablando con la tía de mi esposo que vive sola, me dijo que no sabía cómo iba a comprar el gas para cocinar. Ella gana un sueldo de 700 reales paga la casa 200 el día, 100 de gas… Y todavía tiene que pagar farmacia, remedios. O sea, no queda NADA y está preocupada. Sin saber cómo va a cocinar".


Fuente: Bocado (15 de abril de 2021)

Una combinación mortal
Se trata de una combinación mortal: tarifazos, neoliberalismo y pobreza energética. El empobrecimiento en los sectores que han perdido ostensiblemente el poder adquisitivo, las condiciones laborales, el bienestar en su vida, se ven alejados de la accesibilidad a las fuentes de energía, el gas y la electricidad, se convierten en bienes suntuosos.

Hasta el año pasado -2020- el consumo promedio del gas natural en Brasil había descendido un 25% en términos interanuales a 41 millones de metros cúbicos diarios -Mm3/d- medidos en abril en pleno contexto pandémico, así lo hizo notar en ese entonces la Asociación Brasileña de Distribuidoras de Gas -ABEGAS-.

La entidad advirtió que sin incluir la generación termoeléctrica, el consumo de gas totalizó 27Mm3/d, el nivel más bajo desde el 2005. En 2020, las crónicas policiales con noticias atroces sobre víctimas del uso del alcohol para cocinar, registraban además un dato no menor. El precio promedio de la garrafa de gas en Brasil había llegado (medido en dólares) a los US$13,05 -el décimo aumento del producto en apenas siete meses- entre 2020 y 2021. Ahora, el precio promedio de la garrafa de gas es de US$ 14,83.

De acuerdo al Sindicado Nacional de las Empresas Distribuidoras de Gas Licuado de Petróleo (SindiGas), solamente el año pasado, el precio promedio de la garrafa de 13 kilos pasó de US$12,42 a US$13,31 (al aumento en dólares se le suma la inflación en la devaluada moneda local). En enero y febrero de 2021, subió otra vez, en dos ocasiones y, a principios de marzo, un aumento del 2,3% hizo que la garrafa fuese vendida hasta en US$20,03 en la región norte del país, lo cual equivale al 10% del salario mínimo brasileño. A inicios de abril fue anunciado otro aumento de casi 5%.


Fuente: BN Américas (17 de junio de 2020)

Con la suba de las tarifas, las poblaciones más pobres adquieren etanol, lo usan en latas de gaseosas, como mecheros, para calentar sus alimentos. Esto ha aumentado la cantidad de víctimas por quemaduras con alcohol. Así lo revelan desde la Sociedad Brasilera de Quemaduras SBQ.

Las consecuencias del empobrecimiento energético en el cuerpo
Las familias más vulnerables se ven obligadas a utilizar el producto para cocinar, poniendo en riesgo sus vidas con un proceso extremadamente peligroso y causante de accidentes con quemaduras. Una encuesta realizada por movimientos sociales en Rio Grande do Norte, por ejemplo, con datos recolectados entre noviembre de 2020 y enero de 2021 con más de tres mil familias viviendo en situaciones precarias, identificó que la pandemia resaltó la diferencia social existente, mostrando un incremento en el uso de métodos alternativos al gas de cocción.

"Se siguen utilizando latas con alcohol y gasolina y con la liberación de alcohol por la pandemia esta cifra se incrementó en un 45%. Una bombona de gas sale, en promedio, a R $ 90,00, un valor muy alto para las familias en situación de vulnerabilidad, es decir, compran alcohol porque es más barato o utilizan los que reciben de los kits distribuidos para limpieza contra covid- 19", explica Mara Jovanka, presidenta de Unegro.

Dice que se identificaron varios accidentes por el uso de alcohol para cocinar, incluidos los que llevaron a familias enteras al hospital por quemaduras.
"La encuesta nos mostró que la liberación del 70% de las ventas de alcohol y, en consecuencia, un mayor uso por parte de las familias, provocó un aumento de los accidentes domésticos. Tenemos que pensar en todo esto como una cuestión de salud pública. Las quemaduras dejan marcas de por vida", enfatiza Jovanka.

Según la presidenta regional de SBQ en São Paulo, Elaine Tacla, el aumento de las quemaduras debido al alto precio del gas de cocina es notorio. "Las víctimas de quemaduras utilizan principalmente etanol para cocinar, que es una forma aún más barata de presentar el alcohol. El alto precio del gas para cocinar te obliga a buscar el camino más peligroso, pero es el que está a tu alcance. En São Paulo, cuanto más caro se vuelve el gas, más víctimas de quemaduras por este proceso ocurren", explica Tacla.


Fuente: O Globo (6 de julio de 2021). Se lee: Muere hombre con 50% del cuerpo quemado tras cocinar con alcohol por no tener dinero para comprar gas envasado. Stive Daves Alves dos Santos, de 33 anos, sufrió un paro cardíaco después de estar cinco días internado en una Unidad de Terapia Intensiva de un hospital de Goiânia. Tuvo quemaduras en la cara, las brazos y el tórax.

Entre los agentes causantes de quemaduras, el alcohol es el más común en Brasil. Las quemaduras por alcohol también se asociaron con un mayor número de ingresos y muertes en la UCI. Según una encuesta realizada por la Sociedad Brasileña de Quemados (SBQ), del 28 de marzo al 30 de noviembre de 2020, el 35,5% de los entrevistados sufrió quemaduras al utilizar alcohol al 70% para cocinar".

La Organización Mundial de la Salud (OMS) estima que las quemaduras son responsables de aproximadamente 180.000 muertes por año, la mayoría en países de ingresos bajos y medianos. Además, incluso cuando no son fatales, se asocian con hospitalización prolongada, discapacidades, trauma emocional y estigma social. En Brasil, hay un millón de incidentes de quemaduras al año. De estos, 100 mil buscan atención hospitalaria, 2,5 mil mueren como consecuencia de sus lesiones directa o indirectamente.

Conclusión
La afectación de la población más pobre en Brasil tras la crisis por el coronavirus y las disposiciones económicas, sociales y políticas del neoliberal Jair Bolsonaro, han retraído el consumo popular de manera sorprendente, siendo el sector energético uno de los más resentidos.

Luiz Inacio Lula Da Silva, en declaraciones vertidas a la prensa argentina, en abril de este año, dijo "En Brasil lo más grave es que había intereses del departamento de justicia de los Estados Unidos, de las petroleras americanas y las grandes industrias de ingenierías americanas que querían destruir nuestra industria de petróleo y de gas".

Este contexto, en el que se perjudicó a Petrobras, la peor parte la ha llevado el pueblo desde que la matriz productiva, como la tecnológica, científica, académica y laboral fue totalmente desmantelada en favor de los intereses extranjeros.

Hoy en Brasil, la pobreza energética mata y es visible mediante las tragedias acontecidas en los hogares más humildes, que se prenden fuego por el uso del alcohol para cocinar los alimentos ante el creciente proceso de mercantilización energética, el constante incremento del precio del gas, el deterioro de los ingresos, la falta de empleo, la recesión neoliberal y el abandono del Estado.