En el gráfico se analizan los cambios en lo que va del año en la cantidad de usuarios del servicio público. En rojo se aprecian dos caídas. Tal comportamiento, es decir, usuarios que se dan de baja en dos meses de un mismo año es la segunda vez que ocurre desde 1993. La primera, fue en 2016.
En 2017, a un año de vigencia del precio del gas en boca de pozo más caro del mundo, la producción de gas comenzó a caer por primera vez desde 2015. Este hecho, sumado al negociado de importación de gas desde Chile promovido por el Grupo Shell, condujeron a partir de marzo a desacelerar el ahorro de gas importado en relación a 2016, para pasar desde el mes de abril a registrar un incremento sostenido de las importaciones. Es decir, y por primera vez desde el último año del gobierno de Cristina Fernández de Kirchner, entre enero y abril de 2017 la Argentina importó más gas que en igual período de 2016. De allí en más (línea roja), las importaciones no han parado de incrementarse.
Al comparar el acumulado de los primeros nueve meses desde 2012 a 2017, observamos claramente que a pesar de haber transcurrido 1 año y 9 meses de tarifazo y precios del gas en boca de pozo más caros del mundo, la producción de las tres principales gasíferas se ha desplomado. La caída es insólita: 2,1% en relación al mismo período de 2016. Para tomar conciencia, durante los primeros nueve meses de 2017 se produjo menos gas que en 2015, iguales meses.
En 2017, bajo la absoluta supremacía de una Shell apoderada del Ministerio de Energía, las compras de petróleo al extranjero no detienen su ascenso. Entre enero y mayo de este año, cuadruplicaron las de igual período de 2015. En el acumulado a junio, alcanzaban el 94% del total del volumen importado entre 2008 y 2015. Pues bien, continuando la insólita tendencia, en agosto el macrismo, que supuestamente había venido para salvarnos de la debacle hidrocarburífera y reinstalarnos en la senda del autoabastecimiento marcó todo un récord histórico: superó en un 4% todo lo importado durante los dos gobiernos de Cristina Kirchner. ¿Y en septiembre? ¡Un 17% arriba!
Al restar la producción de Vega Pléyade en 2016 y 2017, vemos en toda su magnitud los resultados de la estafa del tarifazo. La caída hubiera sido del 4,5%, que es como efectivamente debe analizarse la política gasífera de la gestión Aranguren. Si incluimos la producción de VP, la producción sigue cayendo: -1%.
Al analizar las tasas de variación para las importaciones de gas, años 2017 y 2016, se observa un marcado empeoramiento a partir de mediados de 2016. La involución no se detiene en lo que va del presente año (en rojo, incrementos en las importaciones interanuales; en verde, caídas en los volúmenes importados).
El sector comercial registró una caída del 1%. Por su parte, el industrial (y grandes comercios) ascendieron un 1,7%. En 2017, primeros diez meses del segundo año de Cambiemos, la industria y grandes comercios demandaron un 3% menos de electricidad que en igual período de 2015 y un 1,3% menos que en 2013.
Sobre la supuesta capacidad de transporte local saturada, y que ameritaría exportar a Chile para permitir el desarrollo de nueva producción local, incide no sólo la producción (que como vimos es cada vez menor), sino también la demanda doméstica. ¿Cómo se explica que la capacidad de transporte sea insuficiente cuando la demanda está prácticamente estancada y la expansión del servicio público de gas por redes registra su mayor retracción en casi un cuarto de siglo?
Dos gráficos demostrando que la caída en los precios del petróleo (derecha) no es proporcional a la caída en los precios de los combustibles en Uruguay (izquierda). Se lee: "La evolución reciente de las variables en cuestión muestra que los precios de referencia para nafta y gasoil no acompañaron la fuerte caída que registró el precio del petróleo, que bajó 60% desde mediados de 2014". Si una caída histórica como la de fines de 2014 no se trasladó proporcionalmente al precio de las naftas, de seguro ninguna otra caída lo hará.
La producción de crudo cayó un 7,9% entre los primeros semestres de este año y el anterior. Entre enero y agosto, la caída se mantenía: 7,6%. ¿Qué sucedió en el acumulado a septiembre? La disminución es prácticamente la misma: -7,4%.
A dos años de tarifazo, la caída interanual en la producción de gas lleva cinco meses de duración (recuadro amarillo). En otras palabras, desde mayo que la producción de gas es inferior a la del mismo mes del año pasado.
Finalmente se concretó la tan ansiada noticia para el neoliberalismo argentino: volvemos a exportar gas natural a Chile. A través de insalvables justificaciones técnicas, se puso en marcha el mecanismo de swaps con el país trasandino. Dicho mecanismo consiste en entregar una cantidad determinada de gas en un punto del sistema y recibir la misma cantidad en otro punto del sistema. Desde la Argentina, la empresa que exporta a Chile es ENARSA. ¿Qué puede exportar ENARSA si no es productora? Exporta lo que importa en GNL (el 33% del total comprado al exterior proviene de Shell). ¿Quién compra en Chile la venta de ENARSA? ENAP, la petrolera estatal chilena. Y es esta misma empresa la encargada de vendernos luego (exportarnos) igual volumen de gas. ¿Qué nos puede mandar ENAP si no es productora (Chile no tiene gas)? Nos vende el GNL que le compra a Shell (que Chile importa de Shell).
El 23 de octubre, en conferencia de prensa desde Casa Rosada, el presidente Mauricio Macri celebró una Argentina atada a las vulnerabilidades externas en materia de hidrocarburos y combustibles. Que podamos llenar un tanque de nafta y, en breve, planificar nuestros gastos o costos de acuerdo a dicho insumo, dejó de depender de lo acontecido fronteras adentro. A partir de aquel día, pasó a obedecer de un conjunto de factores externos de altísima y creciente volatilidad. En su discurso, Macri señaló en relación al tarifazo de los combustibles: "… yo soy optimista. Creo que en el futuro el combustible va a volver a bajar y el petróleo va a volver a bajar…". Pues bien, desde que el señor presidente nos confió su optimismo, el WTI
-barril de crudo estadounidense atado a la cotización del combustible comercializado en la Argentina- ya subió un 4% (última cotización jueves 27). No tardará mucho en volver a subir la nafta si no lo hizo ya. Si bien podría bajar, el problema no está tanto en la dirección de las oscilaciones sino en las oscilaciones propiamente dichas. Es el costo oculto de la dependencia externa.
Las importaciones de gas aumentan, en un contexto no sólo de menor demanda sino también de caída de la producción de gas a nivel nacional (la producción no caía desde 2014 para los períodos seleccionados).