El factor humano brilla por su ausencia en el relato y la argumentación macrista. El caso energético es, en este sentido, insuperable ejemplo del mercadismo PRO. Debajo, el resultado de las políticas del CEO-ministro Juan José Aranguren a nivel incorporación de nuevos usuarios totales al servicio de gas por redes en 2016: Fueron 112.399, equivalentes a una caída interanual del 19,4%. Es la peor caída desde 2009.
Presidente Mauricio Macri y, de izquierda a derecha, sus socios capitalistas: Nicolás Caputo (dueño de SADESA, controlante minoritaria de Edesur); Marcelo Mindlin (dueño de Pampa Energía, controlante de Edenor) y Rogelio Pagano (Grupo DESA, controlante de EDEN, EDES, EDEA y EDELAP). Tres empresas (tres apellidos) son responsables de suministrar y comercializar el 50% de la demanda a nivel nacional al 49% de los usuarios de la República Argentina. Y eso que no se contempla aquí su integración vertical en hidrocarburos y generación eléctrica. En la lucha por recuperar la energía como derecho humano y herramienta de desarrollo económico, productivo e industrial moderno, incluyente de pueblo y provincias por igual, el primer y obligado paso debe ser denunciar en todos los foros, audiencias, iniciativas parlamentarias, actos públicos, etc., la inédita y aberrante anarquía de mercado que impera en el país y que tiene, en el sector energético, su más alto, irrefutable y vergonzoso ejemplo.
El macrismo (columna amarilla) registró la tercera peor marca en incorporación de nuevos usuarios al gas por redes desde 1993, esto es, desde que el ENARGAS comenzó a publicar sus estadísticas para el sector. Las peores, obedecen a la debacle de 2001 y 2002 (rojo). El segundo año de gestión de Macri avanza por igual camino: el primer trimestre de 2017 cayó un 12% en nuevos usuarios incorporados en relación al año anterior. No es un error ni un problema, sino una adaptación: las productoras, distribuidoras y transportistas se preparan para consumar la estafa energética, esto es, retomar los objetivos de exportación (ver la última imagen de este informe).
Como puede apreciarse, se trata de la peor caída desde 2012. En suma, la debacle petrolera de YPF -inducida, por supuesto- no detiene su marcha tampoco en 2017, con ventas de combustibles que tampoco logran recuperarse (en relación a 2015, cayeron un 4,3% interanual para el primer cuatrimestre del corriente).
La columna roja, el nivel más bajo en cuanto a demanda industrial a nivel provincia de Buenos Aires. En amarillo, el registro anual para el primer año macrista. Por otra parte, la caída interanual en 2016 fue la mayor desde que el ENARGAS comenzó a medir este tipo de datos operativos.
Con la transacción de marzo de 2017, el Grupo DESA del señor Rogelio Pagano
-ex Edenor- pasó a controlar todas las distribuidoras y comercializadoras de la provincia de Buenos Aires, a excepción de Edenor y Edesur que caen bajo órbita nacional.
Vale la pena recordemos la existencia de una relación directamente proporcional entre el consumo de energía por habitante y la calidad de vida de esa población, su expectativa de vida, índice de desarrollo humano, etc. Asimismo, las naciones con economías más modernas y desarrolladas exhiben consumos energéticos más elevados. La administración macrista, al encarecer la energía, librarla a las fuerzas del mercado y convertirla en mercancía (con eje en mercados foráneos), la transforma en una fenomenal herramienta para la destrucción del mercado interno, la calidad de vida de la población, la industria y la actividad económica en general. Como tantas veces afirmamos: la energía como variable de ajuste.
A pesar de haberse exportado un 45% más que entre 1996 y 2002 -la pesada herencia exportadora que Néstor Kirchner recién pudo bajar drásticamente al concluir su mandato-, la demanda creció un 23% en igual período de tiempo durante gobiernos kirchneristas. El hecho de haber mantenido la demanda planchada del 96 al 2002, posibilitó la estafa exportadora con pingues ganancias para las petroleras, distribuidoras y transportistas a todo nivel.
La tasa de producción de gas de Santa Cruz, exceptuando 2012, fue la menor en comparación con las otras tres grandes productoras (Neuquén, Chubut y Tierra del Fuego). La caída de esta última sería compensada con creces a partir de 2016 como consecuencia de los ingentes niveles de producción del yacimiento Vega Pléyade, iniciado en 2013. Santa Cruz fue en 2016 el tercer productor de gas del país, con el 9% del total.
A pesar del tarifazo, la producción de gas se viene a pique. En el primer trimestre de 2017, cayó 0,9% en comparación con igual período de 2016. Es la peor caída desde 2013.
Tabla que compara la incorporación de nuevos usuarios al servicio de gas por redes, por tipo de usuario, para los primeros doce meses de gestión de Néstor Kirchner y de Mauricio Macri. De la tabla surge un lógico interrogante: Habiendo heredado el país que heredo, sumado a un contexto exportador masivo de gas natural a Chile y Uruguay en detrimento del mercado interno, cómo hizo Néstor Kirchner para:
1) Reducir a la mitad la caída en la baja de usuarios industriales;
2) Incrementar la incorporación de usuarios comerciales en un 216%;
3) Incrementar la incorporación de usuarios residenciales en un 42%; y
4) Incrementar la incorporación de usuarios totales en un 47%.
Los argentinos y las argentinas demandaron menos gas; a pesar de eso, las petroleras se embolsarán 2.500 millones de dólares adicionales a los de 2015 como consecuencia del tarifazo en 2017.
Obsérvese la diferencia con el de 2015 (imagen del mismo artículo fuente que la de esta). Se notará un punto rojo en La Escalonada. Se trata de un proyecto gasífero. Evidentemente, los nuevos precios del gas en el PIST que el CEO-ministro Aranguren decidió influyeron para que Shell apueste a su perforación y desarrollo.
Cuando se observa la evolución de la demanda total en la provincia de Buenos Aires para los dos últimos años del gobierno de Cristina Fernández de Kirchner y se la compara con el primer año de Mauricio Macri, las caídas cobran peor magnitud. Se observa que las más afectadas fueron, en orden de importancia de acuerdo a la magnitud de la caída en la tasa de crecimiento: 1) EDEA; 2) EDESUR; 3) EDENOR; 4) EDEN; y 5) EDELAP.
La demanda total de energía eléctrica en Santa Cruz pasó de un 18% de incremento entre 2015 y 2014 a 0,9% entre 2016 y 2015. Por su parte, los sectores industrial y comercial cayeron en sus demandas para el primer año de gestión neoliberal un 0,8 y 0,1%, respectivamente. La desaceleración de la demanda para el sector residencial fue alarmante entre períodos: de 18% para el primero a 0,9% para el segundo.